Este artículo se publicó hace 13 años.
Enero, el mes de Plácido Domingo
Son contados los artistas que tienen la suerte de llegar en plenitud de facultades a los 70 años y aún menos los que exploran en nuevos registros. Quizá por eso todo sea poco para celebrar que Plácido Domingo llega "de dulce" a esa edad el próximo 21 de enero, un mes del que se apropiará casi de cada día.
El madrileño, que ha superado este año un cáncer de colon, será, junto con la magnífica Susan Graham, el protagonista de la nueva ópera del Teatro Real de Madrid, "Ifigenia en Tauride", de Gluck; sumará a su lista de premios y distinciones el doctorado honoris causa por la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid y recibirá el homenaje de sus colegas y amigos en un macro concierto, también en el Real.
Domingo, que ha cumplido en 2010 cuarenta años de carrera, llegará a Madrid en los primeros días de enero para ensayar "Ifigenia en Tauride", una producción procedente de la Lyric Opera de Chicago, la Royal Opera House, el Covent Garden de Londres y la San Francisco Opera, dirigida por Thomas Hengelbrock con escenografía de Robert Carsen, que ya trajo en abril "Salomé".
El tenor, que cantará cinco días, se alternará con Lucas Meachem en el papel de Oreste en esta tragedia lírica de Christoph Willibald Gluck (1714-1787) en la que se anticipa el romanticismo y la ilustración.
Al día siguiente del estreno de esa ópera, el 14 de enero, será investido como doctor honoris causa por la Universidad Alfonso X el Sabio, en el campus de la localidad de Villanueva de la Cañada (Madrid), la undécima distinción de esas características que recibe el cantante desde 1982.
Pero el plato fuerte será, sin duda, el macro concierto que prepara el Teatro Real para el mismo día de su cumpleaños, el 21, en el que, durante aproximadamente tres horas, el escenario será ocupado por algunos de sus colegas más queridos, que le rendirán homenaje cantando y dedicándole piropos en un recital dirigido por James Conlon.
Domingo vuelve así al coliseo en el que debutó el pasado 22 de julio como barítono con "Simon Boccanegra", un papel con el que provocó un delirio de entusiasmo, como ya había sucedido antes en Berlín, Milán, Nueva York y Londres.
Su experiencia en esa otra voz no ha sido la única porque luego, en septiembre, cantó en Mantua otro Verdi, "Rigoletto", un "acontecimiento" que transmitieron 138 países por televisión.
Él reivindica, no obstante, que es y seguirá siendo tenor, una tesitura con la que ha hecho en 40 años 131 papeles y con la que acaba de estrenar en Viena, en el histórico Theater an der Wien, "Il postino", compuesta por el mexicano Daniel Catán.
Tras los estrenos de Los Ángeles y Viena, está previsto que "Il postino" se represente en París y ya hay planes para llevarla a Madrid, Valencia, México y Chile.
El éxito le ha acompañado en cada una de esa experiencias, aunque la más dilatada haya sido "vistiendo" el "traje" de tenor, con el que ha cumplido sueños como haber dejado para la posteridad toda la obra para esa voz de Verdi o haber triunfado sin fisuras en su época wagneriana en el Festival de Beyreuth.
Es capaz de conjugar sus contratos como tenor -ya tiene la agenda llena hasta 2015- y barítono con sus cometidos como administrador de la Ópera Nacional de Washington y de la Ópera de Los Ángeles; su dedicación al concurso de canto Operalia o la dirección de orquesta, como ha hecho en el Metropolitan de Nueva York, el Covent Garden de Londres o la Staatsoper de Viena.
Y entretanto sigue grabando discos -los últimos, "Viva Madrid" y "Passion", esta misma Navidad-, ganando premios Grammy y protagonizando tantos proyectos que ya no lleva la cuenta.
"Me gustan los retos y no repetirme demasiado y si puedo encontrar algo nuevo trato de hacerlo". Palabra de Plácido.
Concha Barrigós
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