Este artículo se publicó hace 16 años.
Enfermedades, hambre y sed son las mayores amenazas para los supervivientes
Las enfermedades, el hambre y la sed, se han convertido ahora en las mayores amenazas para los más de un millón de damnificados en Birmania por el ciclón tropical Nargis, que ha causado al menos 22.500 muertos y unos 40.000 desaparecidos.
Así lo advirtieron hoy las agencias de ayuda humanitaria, que hoy comenzaron a distribuir con cuentagotas el tan ansiado material de emergencia a las víctimas en las zonas más afectadas, situadas en el sur del país.
UNICEF pidió a las autoridades birmanas que dejen de poner trabas a su trabajo y recordó que en estas situaciones, los niños son los más vulnerables a enfermedades como el dengue, cuyo caldo de cultivo son las aguas estancadas que ha dejado el ciclón.
Otros riesgos son posibles brotes de cólera o diarrea crónica procedentes de aguas contaminadas por los miles de cadáveres que se están pudriendo en el calor y la humedad tropical.
La Junta Militar finalmente dio hoy su visto bueno al reparto de 800 toneladas de arroz que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU tenía almacenados desde hace días en Rangún, donde la mayor demanda y la especulación han disparado los precios de los artículos de primera necesidad.
Pero las agencias de Naciones Unidas siguen quejándose de la lentitud con la que las autoridades birmanas tramitan en Bangkok los visados de su personal, con lo que se demora su llegada a las zonas donde se les necesita.
Quienes han logrado entrar informan de montañas de cadáveres y destacan la desesperación de los supervivientes.
Ayer llegó el primer cargamento de ayuda desde Tailandia, férreo socio del régimen de Birmania, y para esta tarde se esperan otros dos aviones procedentes de la India, que serán descargados a mano, a falta de más medios.
El ciclón no ha afectado directamente a los altos jerarcas de la Junta Militar, instalados en la recluida nueva capital administrativa de Naypyidaw, diseñada por arquitectos e ingenieros norcoreanos.
Naciones Unidas culpó ayer al régimen birmano del elevado numero de fallecidos por no haber prevenido a la población del peligro del ciclón, cuando éste se aproximaba al país con vientos superiores a los 190 kilómetros por hora.
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