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ENFOQUE-Adicción al sexo, azote de famosos, empieza a conocerse

Reuters

Por Jackie Frank

La adicción al alcohol, al juego o alas drogas puede destrozar vidas, pero más controvertida ymenos conocida es la abrumadora necesidad de satisfacciónsexual, tan intensa que los psicólogos la comparan con lacocaína.

El congresista estadounidense Anthony Weiner tuvo quedimitir por la presión de sus compañeros demócratas, incluidoel presidente Barack Obama, tras admitir haber enviado a unasjóvenes mensajes sexualmente explícitos y fotos comprometedorasde sí mismo.

Aseguró que estaba en tratamiento por un problema noespecificado.

El golfista Tiger Woods ingresó en un centro derehabilitación no especificado tras admitir varios "affaires"extramatrimoniales.

El actor David Duchovny es uno de los pocos que anunciópúblicamente su adicción al sexo. Ingresó en un centro derehabilitación para desórdenes sexuales en 2008.

Pero la naturaleza sensacionalista de que los famosos y lospoderosos reconozcan sus aventuras extramatrimoniales, laobsesión con el sexo por internet o las repetidas acusacionesde acoso sexual atraen una gran atención mediática, y una buenacantidad de bromas.

"La gente bromea con que si tuvieran que tener unaadicción, querrían que fuera al sexo", dijo la terapeutaStephanie Carnes, autora de "Mending a Shattered Heart".

El sexo, como la comida, es una necesidad primaria para loshumanos. Con la llegada de internet, es fácil de conseguir, yasea cibersexo o citas acordadas mediante páginas web. Pero elcibersexo es más fácil de ocultar y negar que el consumo dealcohol y drogas.

Sin embargo, las consecuencias pueden ser igual de graves:pérdida de empleo, daños en la saludarruinarse y alejarse de lafamilia y amigos.

"Si miras sus vidas, descubres que nadie querría tenerlo.Están destrozados, lo han perdido todo y se odian a sí mismos",dijo Carnes en una entrevista telefónica. "Sufren de verdad",agregó.

RECUPERACION ES POSIBLE

La adicción al sexo no conoce límites sociales nifronteras, afecta a gente de toda forma de vida, cultura yorientación sexual, y no está restringida a ningún género oedad.

Los psicólogos estiman que entre un tres y un cinco porciento de la población es adicta al sexo, posiblemente más dadoel fácil acceso a internet.

Los psicólogos también aseguran que hay el triple dehombres que de mujeres con este problema.

"Las mujeres son más adictas al romance", dijo el psicólogoSteve Eichel, de Delaware. Y las mujeres buscan menos ayuda porun gran sentimiento de vergüenza por admitir su adicción alsexo, hasta que las consecuencias no pueden ser ignoradas.

Lo que hace a un adicto al sexo, dijo el psicólogo, es laincapacidad de parar, la necesidad cada vez mayor desatisfacción, el espacio cada vez menor en la vida del adictopara la familia y el trabajo y la incapacidad de asumir lasconsecuencias.

No hay un diagnóstico oficial de la adicción al sexo, yninguna manera fiable de comprobar si existe. Algunos lodenominan compulsión en lugar de adicción.

Muchos escépticos sobre la existencia de esta adicción venen el diagnóstico una forma de que los ricos que puedencostearse el tratamiento huyan de situaciones peliagudas.

La promesa de recuperación podría hacer que una esposaparalice el proceso de divorcio, que a un empleado le den unasegunda oportunidad y en algunos casos que no se persigandelitos como una estafa para financiar la adicción.

Carnes aseguró que la recuperación era "absolutamente"posible.

"Hay cientos de adictos al sexo recuperados viviendo vidassanas y felices", afirmó.

Pero como con otras adicciones, el porcentaje de recaídases elevado. Aunque aún no hay estudios definitivos, Eichelsitúa el éxito en torno al 80 por ciento, definiendo éxito nocomo la abstención total, sino como una sana conducta sexual.

Comparando la adicción al sexo con la de la comida, "nopuedes dejar de comer", indicó.

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