Este artículo se publicó hace 12 años.
ENFOQUE-El cáncer en África: combate a un enemigo sin nombre
Por Kate Kelland
En el idioma de Emanuel Adu, el twi, laspersonas llaman al cáncer de piel que invade sus mejillas ynariz "sasabro", que significa "enfermedad que te carcome".
El ex granjero dedicado al cacao de 73 años llegó alHospital Escuela Korle Bu en Accra, a kilómetros de su casa,para ser tratado con una de las dos máquinas de radioterapia quehay en todo Ghana.
"Tuve sangrado intenso y secreciones por mi nariz. El médicome dijo que era cáncer, un cáncer llamado melanoma, pero nohabía escuchado esas palabras antes", explica en el consultorio.
La mayoría de los casi 2.000 lenguajes de África no tienenuna palabra para nombrar el cáncer.
La percepción común, tanto en países desarrollados como endesarrollo, es que se trata de una enfermedad del mundoadinerado, donde el alto consumo de grasas, las dietas ricas enalimentos procesados, el alcohol, el tabaquismo y los estilos devida sedentarios alimentan el crecimiento tumoral.
Pero el de Adu es uno de los cerca de 1 millón de nuevoscasos de cáncer que se registrarán este año en Áfricasubsahariana, una cantidad que se prevé que se duplicará a 2millones anuales en la próxima década.
¿Cómo un continente puede esperar diagnosticar y tratar, eincluso luchar por prevenir, una enfermedad que no tiene nombre?
EL CÁNCER TAMBIÉN MATA A LOS POBRES
Esa es una pregunta con la que David Kerr ha estado lidiandopor años. Especialista en cáncer de la británica OxfordUniversity y ex presidente de la Sociedad Europea de OncologíaMédica, Kerr fundó la entidad benéfica AfrOx en el 2007 paraayudar a los países africanos a buscar cómo prevenir y controlarel cáncer.
"Ha habido algunas campañas maravillosamente efectivasalrededor del sida, la tuberculosis (TB) y la malaria, y porsupuesto enfermedades infecciosas como esas son terriblementeimportantes", dijo en una entrevista.
"Pero ya hay más muertes en el mundo por cáncer que porsida, TB y malaria juntos", agregó Kerr.
Para el 2030, según previsiones de la Organización Mundialde la Salud (OMS), el 70 por ciento de la carga de cáncer delmundo residirá en los países pobres, una predicción que Kerrdice que deja a la mayoría de las personas, incluso a muchosmédicos, "totalmente asombrados".
"Creen que el cáncer es una enfermedad de los ricos. Pero larealidad es que, en parte debido al éxito en la lucha contra lasenfermedades infecciosas, los africanos están viviendo más. Esel precio a pagar porque ahora viven lo suficiente paradesarrollar cáncer", añadió.
Para muchas mujeres en África, eso implica que enfermedadescomo el cáncer de mama y de cuello de útero se hayan vueltocausas comunes de muerte antes de que sus víctimas pudieranaprender sobre ellas, incluso hallar palabras para nombrarlas.
Un estudio publicado en el 2011 reveló que desde 1980 lacantidad de casos de nuevos cánceres de cuello de útero ymuertes cayeron sustancialmente en los países ricos, peroaumentaron drásticamente en África y otras regiones pobres.
En general, el 76 por ciento de los nuevos casos de cáncercervical o de cuello de útero se registran en zonas endesarrollo, y África subsahariana ya presenta el 22 por cientode todos los casos de ese cáncer a nivel mundial.
La misma investigación halló que algunos de los países máspobres registraron un aumento en los casos de cáncer de pecho demás del 7,5 por ciento anual durante el período de 30 añosestudiado: más del doble de la tasa global.
"EXPLOSIÓN DEL CÁNCER"
Esos datos no sorprenden a Verna Vanderpuye, oncólogaclínica y consultora en radioterapia del Hospital Korle Bu,donde Adu asistirá a su tratamiento todos los días durante laspróximas dos semanas.
"Hay una explosión del cáncer aquí", indicó durante unaentrevista en su consultorio.
Debido a las enfermedades que está entrenada para tratar, laoncóloga es un "bicho raro" en Ghana. Es una de los sólo seismédicos entrenados en cáncer que atienden en un país de 24millones de personas.
Es difícil obtener datos de calidad, pero Vanderpuye señalaque los dos principales hospitales equipados para tratar elcáncer en el país -el suyo y otro en el norte, en la segundaciudad de Ghana, llamada Kumasi- están viendo a entre 5.000 y7.000 nuevos pacientes con cáncer por año.
"Es apenas la punta del iceberg. Eso son apenas los querealmente van a las instalaciones médicas. No sabemosverdaderamente lo que está pasando en todo el país", indica.
Un sondeo del 2008 de la Agencia Internacional para laInvestigación del Cáncer (IARC por su sigla en inglés) muestraque los tumores uterinos, mamarios, prostáticos y hepáticos sonlos más comunes en Ghana. Las tasas de muerte son mucho mayoresque en los países ricos, donde los pacientes se benefician deuna detección más temprana y de tratamientos más modernos.
Parece una situación dramática. Pero Ghana ha hecho grandesavances. Hasta el 2007, no había oncólogo en el país, y eso aúnes lo que sucede en algunas naciones vecinas. Sierra Leona, porejemplo, tiene más de 6 millones de habitantes y ningún médicoespecializado en cáncer.
"Los países de la región como Sierra Leona, Togo y Guinea notienen nada en términos de atención del cáncer", dijo Kerr. "Esoimplica que los aproximadamente seis oncólogos ghaneses tambiéntienen que atender a los países vecinos", agregó.
El resultado es que la realidad para muchos en África es queun diagnóstico de cáncer implica una muerte dolorosa yangustiante.
La abrumadora cantidad de casos y la escasez de fondos,médicos y tratamientos hace que sea difícil saber por dóndeempezar, dijo Kerr. Pero los expertos en cáncer -extranjeros yafricanos- y los pacientes y grupos de defensa señalan que loque primero se necesita es una mayor concienciación.
CONOCER AL ENEMIGO
Ellen Awuah-Darko está haciendo lo que puede.
La fundadora de 75 años de la Fundación Jead para el cáncermamario con sede en Accra dice que su propia experiencia -dehallar un bulto y terminar pagando decenas de miles de dólarespara ser tratada en Estados Unidos- la hizo intentar un cambio.
"En Estados Unidos tuve que pagar anticipados 70.000 dólaresantes de que incluso hablaran conmigo", indicó la mujer.
"Fui afortunada, podía pagarlos luego de que murió mi maridoy me dejó dinero, pero pensaba '¿por qué deberían recibir eltratamiento cuando otros no pueden?'", añadió.
Ahora, cada miércoles, Awuah-Darko va con trabajadores de lasalud a las comunidades de la región oriental de Ghana paraofrecer controles mamarios a las mujeres.
No son mamografías de alta tecnología o ultrasonidos comolos que suelen usar las mujeres en los países ricos, sino unasimple examinación y una lección sobre cómo realizar elautocontrol.
"La detección temprana puede salvar tu vida. Quiero que todoel mundo sepa eso. No es algo de lo que las personas deberíanavergonzarse o sentirse culpables", expresó.
Pero ella y el pequeño grupo de especialistas en cáncer estáluchando con una profunda resistencia cultural: no sólo la ideade que el cáncer afecta a las personas aquí, sino también laidea de que deben hablar sobre ello, averiguar y reconocerlopara comenzar a combatirlo.
Incluso entre lo jóvenes y las personas con educación, elcáncer suele ser un tema tabú.
En la sala de quimioterapia en Korle Bu, la enfermeraespecializada en oncología Juliana Tagoe explica por qué lospacientes no suelen querer hablar sobre el cáncer.
Muchas personas ven la enfermedad como un castigoespiritual, detalla. "Creen que alguien ha hecho algo malo y ésees el efecto del castigo divino. Se sienten estigmatizados",añadió.
En las comunidades rurales, donde se veneran líderesespiritu
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