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ENFOQUE-Un frasco de píldoras para dejar la botella

Reuters

Por Kate Kelland

¿Conoce a alguien que se ajuste a estadescripción? Darryl tiene 35 años, un trabajo estable, una casay un buen matrimonio y se toma un par de cervezas frente a latelevisión casi todas las noches. No tiene lo que la mayoría delas personas llamaría un problema con la bebida.

En Estados Unidos solamente existen alrededor de 36millones de personas como Darryl, de acuerdo al InstitutoNacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA por su siglaen inglés), que creó el personaje, interpretado por un actor,con el fin de entrenar a los especialistas.

Darryl no hace mucho ejercicio, o al menos no el quedebería, por eso tiene unos kilos de más. Con un promedio decuatro bebidas por día, no llega a la categoría de alcohólico.Sin embargo, algunos expertos lo ven como un bebedor de altoriesgo y creen que podría sucumbir al "desorden del uso dealcohol".

Millones de personas en el mundo en desarrollo, que tomanunas copas de vino al llegar del trabajo o ansían la llegadadel fin de semana para beber unos tragos, podrían estarcontribuyendo al agravamiento de un grave problema social y desalud.

¿Es posible fabricar una pastilla que los ayude?

Una reevaluación de la naturaleza de la adicción,particularmente al alcohol, está comenzando a atraer el interésde los grandes laboratorios.

Durante años, el problema generó escaso entusiasmo a laindustria, que asumió que hallar una cura para el alcoholismosería imposible e imaginó que los potenciales compradores desus productos serían bebedores marginales, desempleados opresos, es decir, candidatos poco atractivos para el mercado.

Ahora, un cambio de actitudes en Occidente y los bajoscostos del alcohol en los supermercados hicieron que el consumoexcesivo se tornara un hecho normal, un fenómeno que tambiénalcanzó a la clase media.

Frente a esto, algunos expertos predicen la llegada de unanueva generación de fármacos para ayudar a los bebedoresdiarios.

"El mercado potencial para estos medicamentos que podríanser recetados a los alcohólicos funcionales es enorme", dijoMark Willenbring, experto en adicciones y psiquiatraestadounidense.

Al igual que con el tratamiento para la depresión hace 30años, sostuvo que la investigación del alcoholismo podría estarllegando a un "momento Prozac", que haría natural y hastaaceptable que los médicos receten una píldora para ayudar a laspersonas que están pasando por un mal momento.

Actualmente existen fármacos para tratar el alcoholismo,pero sus efectos varían ampliamente. A medida que aumenta elconocimiento científico acerca de los efectos del alcohol en elcerebro, lo mismo ocurre con el espectro de posiblestratamientos.

Datos de Thomson Pharma, una compañía de ThomsonReuters quecontrola a la industria farmacéutica, muestran que existen 24fármacos en desarrollo para el alcoholismo, incluyendo 10 quese hallan en etapas intermedias de ensayos clínicos.

Como suele ocurrir cuando los laboratorios muestran unrenovado interés por un tema preocupante, los críticos podríanacusar a las compañías de querer producir una "nuevaenfermedad" para crear un mercado de medicamentosinnecesarios.

Pero otros argumentan que el resultado de los ensayospodría rescatar a millones de personas cuyo consumo de alcoholrepresenta un riesgo para su salud. Pero no sólo eso: tambiénun fuerte gasto para sus sociedades.

El alcohol y sus consecuencias provocan 2,3 millones demuertes anuales en todo el mundo, de acuerdo a la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS). La cifra representa el 3,8 porciento de todas las muertes, levemente por debajo de lasprovocadas por el sexo sin protección y por encima de ladesnutrición entre las 10 principales causas de muerte.

Además de contribuir en muertes traumáticas y heridas enaccidentes de tránsito, el alcohol está asociado con laenfermedad crónica del hígado, varios tipos de cáncer yenfermedad cardíaca, que por sí misma es la principal causa demuerte en hombres y mujeres del mundo industrializado.

Muchos expertos trazan un paralelo con la depresión, otraenfermedad compleja que hasta el lanzamiento de fármacos comoel Prozac era tratada sólo en casos extremos.

De la misma manera, si los médicos estuvieran másdispuestos a tratar a los alcohólicos funcionales ofreciendoconsejos, terapia y medicación, muchos bebedores en riesgopodrían evitar caer en una adicción destructiva ypotencialmente mortal.

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