Este artículo se publicó hace 14 años.
ENFOQUE-Nigeria apunta a "fiebre del oro" tras envenenamientos
Por Sahabi Yahaya
Decenas de niños en el norte deNigeria podrían sufrir daños neurológicos a largo plazo tras elenvenenamiento con plomo generado por la extracción ilegal deoro, que ya causó la muerte de al menos 170 personas, en sumayoría menores de cinco años.
Autoridades en el estado de Zamfara, junto a agencias comoMédicos Sin Fronteras (MSF), la Organización Mundial de laSalud (OMS) y el Centro para el Control y Prevención deEnfermedades de Estados Unidos, están ayudando a atender a losenfermos y enterrar las minas para contener la contaminaciónantes de que se inicien las lluvias.
El descubrimiento de un depósito provocó una "fiebre deloro" entre los agricultores empobrecidos, quienes desenterraronrocas a mano, sin saber que el mineral contenía concentracionespeligrosamente altas de plomo.
Al menos seis aldeas han sido contaminadas con altasconcentraciones de plomo diseminadas por el polvo de las minasa cielo abierto, y por las mujeres que procesan el mineral encomplejos donde los niños juegan descalzos.
El Instituto Blacksmith, una consultora anti contaminacióncon sede en Nueva York que ha enviado expertos para ayudar conla limpieza, dijo que al menos 170 niños murieron en el últimomes. De los 133 niños que fueron evaluados, todos excepto tresarrojaron niveles de plomo tan elevados que estaban fuera de laescala de detección.
"Esperamos que varios cientos de niños necesitentratamiento en los próximos meses", dijo Richard Fuller,presidente del Instituto Blacksmith.
"A menos que las casas queden completamente descontaminadasy se retire el plomo del medioambiente, persistirá el riesgoconstante de envenenamiento y muerte", explicó.
El brazo holandés de MSF ha creado un centro de emergenciaen la aldea Bukkuyum, donde está atendiendo a unos 50 niños.Planea duplicar esa cantidad para el fin de semana y esperaabrir un segundo centro pronto.
"Para los casos más severos, vemos síntomas neurológicosque han sido tan severos como para afectar el nivel deconsciencia y causar convulsiones, lamentablemente seguidos demuerte para algunos de los niños más pequeños", dijo a Reutersla coordinadora de MSF, Lauren Cooney.
"Las muertes sobre las que tenemos conocimiento, hasta loque sabemos fueron todas de niños menores de cinco años",señaló la funcionaria, agregando que un pueblo había perdido aun tercio de los niños menores de 5 años en cuestión desemanas.
"OBRA DE DIOS"
Cooney dijo que algunos de los niños que habían estadorecibiendo tratamiento en la última semana estaban empezando amostrar signos de mejoría. Las madres que estaban amamantandotambién estaban siendo tratadas, ya que la contaminación podíatransmitirse mediante la leche.
"Un niño que tenía muchas convulsiones y que no habíahablado por más de una semana (...) le habló a su madre porprimera vez. Otra niña pequeña que tenía cierta debilidadmuscular está caminando nuevamente", dijo Cooney.
"Pero no quiero exagerar, todavía tenemos algunos niños queestán muy mal y no queda claro cómo responderán al tratamiento.Lamentablemente parece probable que algunos quedarán con dañospermanentes", agregó.
El Instituto Blacksmith llevó dos fluoroscopios de rayos X-máquinas que lucen como gigantescos secadores de pelo- paradetectar concentraciones de metal en el suelo. La tierra tóxicaes excavada y retirada antes de que los pozos sean llenados conarena.
Pocos residentes en Sunke, Dareta, Tungar Magaji y otrasaldeas de casas de barro en la árida región de Sahel ,sobre elextremo sur del Sahara, han recibido educación formal. Semuestran escépticos respecto de que la minería haya causado lamuerte a sus hijos.
"Este problema no ha comenzado con Dareta o sus aldeascircundantes, debe provenir de otro lugar", dijo YakubuIbrahim, un residente de Dareta de 43 años.
"Este es el único modo en el que vivo. Si la minería no esposible, ¿qué voy a hacer?", preguntó.
Detrás de él, los aldeanos advertían que sus jóvenes sevolcarían al robo de ganado si no podían seguir en el sectorminero, señalando que justo la noche anterior había tenidolugar un inusual robo afuera de la aldea.
En las afueras de la aldea, hay una parcela rodeada decañas de bambú.
"Aquí es donde enterramos los niños que perdemos. Es obrade Dios", dijo Idriss Yahaya, de 55 años.
Es una respuesta común entre los aldeanos musulmanes quetratan de sobrellevar la repentina muerte de tantos niños.
Inicialmente se pensó que la elevada taza de mortandadinfantil era producto de la malaria cerebral, que puedeprovocar algunos síntomas similares, como convulsiones.
Las autoridades fueron alertadas recién cuando el equipo deMSF que estaba realizando análisis de meningitis en la regiónhalló altos niveles de metales pesados en la sangre de losaldeanos.
Por ahora, la respuesta de emergencia está centrada en lacontención de la contaminación y la atención de los enfermos.
Sin embargo, se están preparando materiales educativos enla lengua local y los trabajadores asistenciales dicen que alargo plazo, sólo un cambio en la conducta de los aldeanosevitará que se envenenen más niños.
"Esta es una gran fuente de fuentes de formas de vida paraellos y no es poco común que en este tipo de circunstancias lagente niegue que sus actividades sean un problema", dijo Fullerde Blacksmith.
"Tiene que haber una campaña educativa y debe incluir lacapacitación para que no pierdan su forma de vida y puedanllevarla de una forma que sea segura para sus hijos", señaló.
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