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Entierran en Brasil al sacerdote español asesinado en un asalto

EFE

El sacerdote español Ramiro Ludeña y Amigo, de 64 años, asesinado el jueves durante un asalto, fue enterrado hoy en la ciudad brasileña de Recife, en la que residió los últimos 34 años y donde dirigía un centro de atención a menores.

El religioso, según la policía, fue asesinado de un balazo de escopeta por un joven de 16 años, como los muchos a los que ayudaba, que ya admitió su responsabilidad en el crimen.

El cura español, natural de Toledo, fue sepultado esta tarde en el cementerio de Jaboatao dos Guararapes, uno de los municipios del área metropolitana de Recife, la capital del estado de Pernambuco, en el nordeste de Brasil.

Ludeña y Amigo fue despedido por decenas de sus feligreses y por voluntarios y jóvenes integrantes del Movimiento de Apoyo a los Niños de la Calle (Mamer), la organización no gubernamental fundada por el sacerdote hace veinte años.

Los integrantes de la organización aprovecharon el sepelio para anunciar que la obra del sacerdote será mantenida.

"El dolor es muy grande. Perdimos a nuestro maestro, el que tenía la palabra correcta en todo momento. El hombre que no desistía, que siempre mantuvo nuestra fe y que apenas hablaba de amor y de dedicación. Es justamente por él que no vamos a desistir", dijo el coordinador pedagógico del Mamer, Fernando Sergio.

El velatorio del sacerdote fue asistido por decenas de personas en Ribeirao, un municipio próximo a Recife, donde el cura era párroco auxiliar. La misa de cuerpo presente fue presidida por el obispo de Palmares, Genival Saraiva.

En homenaje al español, el alcalde de Jaboatao dos Guararapes, Elías Gomes, declaró luto oficial de tres días en ese municipio.

El religioso, que había salido a cenar con una amiga, recibió un balazo que le perforó el tórax, cuando se encontraba en su automóvil y al resistirse aparentemente al asalto.

Según la policía, el adolescente que confesó el homicidio dijo que pretendía atracar a un hombre que se encontraba en su coche, pero que disparó porque pensó que su víctima estaba buscando un arma para defenderse.

Según la comisaria responsable por la investigación, Sylvanna Lellis, el acusado, que vivía con sus padres y cursaba el segundo año de secundaria, dijo que pretendía dinero para sustentar su vicio con drogas.

El joven entregó la escopeta que supuestamente utilizó en el crimen.

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