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Ernesto Caballero vuelve al XVIII con "La comedia nueva o el Café" de Moratín

EFE

Ernesto Caballero vuelve a sumergirse en el siglo XVIII con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en este caso con "La comedia nueva o el café", una pieza arriesgada y divertida de Leandro Fernández de Moratín, que afronta con el mismo equipo del montaje de "Sainetes", de Ramón de la Cruz.

"Volvemos a abrir el repertorio de la compañía y a hacer investigación, por justicia poética. Estrenar a Moratín era una deuda pendiente que convenía saldar cuanto antes", ha explicado el director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Eduardo Vasco, en la presentación del espectáculo, que estará desde mañana y hasta el 25 de enero en el Teatro Pavón.

Eduardo Vasco llevaba pensando en incluir a Moratín en el repertorio desde que llegó a la compañía en 2004, y la ocasión se presentó en forma de coproducción con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC).

Así, el espectáculo -ante todo, divertido- se estrenó en Cádiz en el marco del Congreso Teatro Ilustrado y Modernidad Escénica, organizado entre el 20 y 22 de noviembre, al calor de los actos conmemorativos del segundo centenario de la Guerra de la Independencia.

Eduardo Vasco encargó a Ernesto Caballero la dirección y la adaptación de esta obra tras el éxito y el reconocimiento que tuvo el montaje de "Sainetes", de Ramón de la Cruz, con el convencimiento de que, aquella experiencia, le serviría para abordar la nueva manera de hacer teatro que defiende Moratín en esta comedia, es decir, para sumergirse en un siglo dividido entre dos fuertes tendencias.

Moratín critica el teatro rancio, efectista y posbarroco, de exóticos emplazamientos, para proponer con valentía y honestidad su modelo de teatro verosímil, en espacios armónicos que rehuyen de la truculencia, todo ello con una prosa exquisita y maravillosa, que Ernesto Caballero ha respetado con una mínima intervención.

Escrita en 1792, y estrenada con éxito clamoroso, "La comedia nueva o el café" cuenta cómo Don Eleuterio espera en un café su triunfo como dramaturgo con su obra "El cerco de Viena", entre los delirios de grandeza de unos y las críticas de los eruditos de la época.

Pero para ayudar al espectador de hoy a comprender las circunstancias que rodearon a la obra, pues carece de las referencias temporales de la actualidad de aquel momento, Caballero comienza el espectáculo representando el acto final de una de esas obras que criticaba Moratín: "La destrucción de Sagunto", de Gaspar Zavala y Zamora, y añade un curioso bando de 1790.

"¿Quiénes son los Zavala y Zamora de nuestra época?, ¿cuál es el teatro de la ñoñería hoy?", se ha preguntado César Oliva, asesor teatral de la SECC, para explicar los distintos planos que ofrece este espectáculo, desde la comedia divertida a las preguntas más específicas de la profesión.

Y es que, el autor trata más asuntos que los meramente teatrales, pues, según el director y adaptador, pone sobre la mesa "el éxito fácil, la falta de estudio en la gente joven, los atajos para conseguir el éxito y la popularidad", en definitiva, cuestiones de plena vigencia.

El espacio escénico se sirve de la reproducción de un café de la época, para el que José Luis Raymond se ha servido de las referencias del primer establecimiento que se abrió en Madrid, en concreto en la calle de Atocha, y que se llamaba la Posada de San Sebastián.

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