Este artículo se publicó hace 16 años.
En el escalón de los seis puntos
La gran disputa electoral está en el voto de las mujeres y de los mayores
Tras la publicación de las listas electorales del PP las intenciones de voto mejoran para el PSOE, que aumenta la diferencia a su favor. Según las tendencias de voto actuales el PSOE obtendría dos puntos más que en 2004 y el PP un punto más; entre ellos la diferencia se amplía a seis puntos, en vez de los cinco que sacó el PSOE al PP en 2004. Respecto al Publiscopio de la semana pasada, la diferencia a favor del PSOE se incrementa también en dos puntos.
Los resultados de las dos submuestras que se agregan en este análisis –realizadas entre el 14 y el 18 de enero, la primera, y entre el 21 y el 24, la segunda– son muy similares. En la segunda se consolidan las intenciones de voto de la primera. Esto significa que el cambio se produjo en la semana anterior y se ha mantenido en ésta.
Sin embargo, aunque el PSOE se aleje, las estimaciones de voto al PP se mantienen muy constantes, unas décimas por encima de su resultado en 2004, con fluctuaciones ligeras durante estos últimos meses. La mejoría del PSOE respecto a 2004 no se produce, por tanto, a costa del PP, sino con las intenciones de voto de los nuevos electores y las transferencias de IU y los partidos nacionalistas, cuyos electorados parecen estar arrimando el hombro para asegurar la continuidad del gobierno socialista.
La distribución del voto entre PSOE y PP parece bastante estabilizada, con poco cambio en la composición de sus clientelas electorales. Un aspecto interesante de ello es la distribución de las intenciones en los grupos de sexo-edad, que se mantiene muy estable en las encuestas del Publiscopio realizadas desde septiembre.
En los gráficos vemos siempre que el voto al PSOE crece entre las mujeres y los jóvenes, y que el voto al PP es mayor entre las personas mayores. Pero es interesante descender a niveles de mayor detalle.
Por grupos de sexo y edad
El grupo de sexo-edad en el que mayor es la superioridad del PSOE es el de las mujeres jóvenes (menores de 30 años), entre quienes hay 18 puntos de diferencia entre PSOE y PP, el doble que en los varones de esas edades. El otro grupo de edad donde el dominio del PSOE es muy claro es el de 50-59 años, con parecidos porcentajes en varones y mujeres; este es el grupo generacional de los jóvenes del final del franquismo y la transición a la democracia. También domina el PSOE, en parecido grado, entre varones y mujeres de 40-49 años, que pertenecen a la generación de la transición.
En cuanto al PP, su mejor resultado no lo obtiene entre los electores mayores –contra lo que se cree generalmente–, sino entre los varones de 30-39 años; es decir, en la generación de los jóvenes que inclinaron a favor suyo, en 1995 y 1996, la balanza electoral. Este grupo de sexo-edad sigue fiel a Aznar y es el único en el que la intención de voto al PP supera claramente a la del PSOE. Pero sólo los varones, porque las mujeres de esas edades comparten con las jóvenes la preferencia por el PSOE.
Las intenciones de voto de los electores mayores de 60 años, tanto en los varones como en las mujeres, están equilibradas entre PSOE y PP. Esto cambia la situación de clara superioridad del voto al PP en este grupo de edad, que se daba en años anteriores. En este grupo el PP obtiene un buen resultado, pero sin superar al PSOE. Tanto en la macroencuesta de diciembre como en las de enero se obtiene un empate en los electores de estas edades de
ambos sexos.
Alta participación
Tanto para el PSOE como para el PP los principales campos de disputa electoral están en el voto de las mujeres y en el de los mayores. Ahí están las tasas de participación más altas y los votos que pueden dar al PSOE una mayoría amplia y al PP la posibilidad de evitarla. Hasta ahora la suerte se inclina a favor del PSOE entre las mujeres; entre los mayores, está en el aire.
El PP está desarrollando una campaña electoral claramente orientada a recuperar el voto de las mujeres y a reforzar su posición entre los mayores. El PSOE, también. El poder de convicción de sus líderes y las credenciales de sus políticas decidirán.
*JOSÉ LUIS DE ZÁRRAGA es sociólogo.
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