Este artículo se publicó hace 15 años.
"Escribir novela negra puede ser deprimente"
El escritor Eugenio Fuentes, creador del detective Ricardo Cupido, regresa con un caso del asesinato en el Tour de Francia
Afirma que no lee novela negra, pero Eugenio Fuentes (1958, Montehermoso, Cáceres) ha embarcado ya a su detective Ricardo Cupido en cinco historias, todas ellas publicadas por Tusquets. En la última, Contrarreloj, une la épica del Tour de Francia con un caso de asesinato.
¿Los casos de dopaje en el ciclismo le dieron pie para escribir esta novela negra?
Esa es una de las causas, pero yo no quisiera que lo del dopaje tapara lo demás. He intentado hacer un homenaje al ciclismo y mostrar que es una gran metáfora de la vida. E igual que en la vida hay trampas, en el ciclismo también hay algunos tramposos. Además, yo soy un gran aficionado al ciclismo.
¿Por qué le gusta este deporte y por qué cree que es una metáfora de la vida?
"Tenemos miedo a perder el bienestar y nos exorcizamos con la literatura"Porque el ciclismo te permite más que ningún otro deporte conocerte a ti mismo. Y en la parte literaria, también hay parecidos. La escritura es un trabajo que se hace en soledad, y el ciclismo también es solitario.
¿Para el escritor, cuál es la etapa de montaña y cuál es la contrarreloj?
La de montaña es una novela, porque es un esfuerzo muy largo. Una contrarreloj podría ser un cuento, un poema o un pequeño ensayo. Es un esfuerzo más corto, pero más intenso.
¿Y usted se considera un escalador, sprinter o contrarrelojista?
Yo no soy un gran sprinter, ni un escalador, ni un contrarrelojista. Pero sí creo que tengo resistencia y cierta capacidad para las fugas largas y en soledad. Para circular en solitario.
Usted tampoco es un escritor de la típica novela negra social.
Me interesa más la topografía del ser humano, los sentimientos. Creo que puedo llegar a comprender un poco la historia, pero del ser humano no llego a comprender nada. Me sorprende más mi vecino que el presidente del Gobierno.
La contrarreloj es un tipo de etapa ciclista, pero el término alude también al suspense de la cuenta atrás.
Sí, y lo he utilizado. Temporalmente la novela está muy cerrada: son los 22 días que dura el Tour. Lo que pasa es que los libros que me gustan son todo lo contrario: los que se leen despacio. Y creo que esta novela también debe leerse con una relativa calma.
¿Se pueden comparar los últimos años del ciclismo con los últimos fenómenos mediáticos de la literatura?
Sí, hay una búsqueda del espectáculo por encima de todo. Y todos somos culpables y responsables de eso. Les exigimos cada vez más a los ciclistas y luego nos escandalizamos si se dopan. Y eso ocurre en el ciclismo, en la vida y en la literatura. Se prima la banalidad y hay una resistencia a lo que no es rápido, joven y tecnológico.
Algunos aficionados dejaron de creer en el ciclismo. ¿Cree también que habrá una merma de ciertos lectores?
No, porque está claro que hay gente que renuncia a algunas ideas en aras del espectáculo. Pero por fortuna los grandes escritores como Landero, Marzal o Luis García Montero no creo que renuncien a una sola palabra en aras del espectáculo.
Por cierto, no son comunes las novelas que traten del deporte.
Cierto. La literatura tiene que hablar de la vida, pero a veces los escritores estamos muy ensimismados. Hacemos espectáculo de nuestro yo. Pero la literatura siempre termina revelando lo que le interesa a la gente, por lo que yo creo que aparecerán grandes novelas sobre el deporte.
¿Le queda cuerda todavía al detective Cupido?
Sí. De momento tengo cosas que contar, aunque escribir novela negra puede ser muy deprimente. Estás preguntándote constantemente por qué la gente está jodida.
¿Gracias a esas preguntas tiene éxito?
Tenemos miedo a perder nuestro bienestar y hacemos exorcismos con la literatura. Ahora también hay buenos autores de novela negra.
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