Este artículo se publicó hace 15 años.
El esotérico crimen del loro de piedra
De un santero cubano, un fornido pescador y un asesinato
Un loro de piedra de más de 15 kilos de peso como arma homicida. Una tienda de esoterismo como escenario del crimen. Y un santero cubano y un fornido pescador como presuntos autores del asesinato. Ayer comenzó en la Audiencia Provincial de Barcelona el juicio contra Carlos Oswaldo B. y Marcos Antonio C., acusados de matar a golpes a mediados de mayo de 2006 al joven Javier G. en el establecimiento que el primero regentaba en la localidad barcelonesa de Pineda de Mar, informa Efe.
En la primera sesión del juicio, los dos acusados intentaron autoexculparse a la vez que incriminaban al compañero del banquillo con unas contradictorias declaraciones que lo único que tenían en común eran las referencias al sexo, la brujería y la violencia. Según Oswaldo B, el santero cubano, fue su amigo el que cometió el crimen y luego, con la ayuda de su familia, intentó convencerle para que se suicidara después de grabar en vídeo una confesión del homicidio.
El móvil, según el santero, fueron los celos que sentía el pescador por la relación sentimental que él y la víctima mantenían, sin olvidar que el fallecido estaba a punto de destapar el supuesto trapicheo de drogas con el que completaba los ingresos de la pesca.
Totalmente diferente fue la versión que ofreció Marco Antonio C. El pescador acusó a Oswaldo de haberles embrujado a él y al fallecido para abusar sexualmente de ambos. “Hacía con nosotros lo que quería con sólo una mirada”, aseguró el pescador antes de relatar que el santero también le golpeó a él con la pesada escultura durante un ritual para “bajarle el espíritu”. Marco Antonio llegó a afirmar que nunca sospechó lo que había ocurrido pese a dormir tres noches en la misma habitación donde estaba oculto el cadáver, cuyo hedor terminó por destapar el crimen.
En una sesión tan estrambótica como los ingredientes del crimen, el presidente del Tribunal llegó a advertir a los abogados y al fiscal que obviaran las declaraciones de los dos acusados –para quienes el fiscal pide 20 y 12 años de cárcel respectivamente– y que, para extraer sus conclusiones, sólo tuvieran en cuenta los datos objetivos. Incluidos los informes que señalan al loro de piedra como el arma homicida.
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