Este artículo se publicó hace 17 años.
España se suma a última hora al acuerdo Galileo tras obtener el centro de control
España se sumó hoy a última hora al acuerdo de los países de la Unión Europea para poner en marcha el sistema de navegación por satélite Galileo, después de obtener "garantías suficientes" de que tendrá un centro de control en su territorio equivalente a los de Italia y Alemania.
Finalmente, los Veintisiete aprobaron por unanimidad un texto con una aclaración que dejó "satisfecha" a España, único país que se oponía al reparto de los trabajos para el despliegue de Galileo pactado por los ministros de Transportes de la UE.
El Gobierno español aceptó el acuerdo tras obtener la garantía de que podrá elevar la cualificación técnica del centro denominado "safety-of-life" -dedicado a tareas de seguridad en el transporte de personas-, que ya tenía asignado, hasta convertirlo en 2013 en un centro de control como los que desarrollan Italia y Alemania.
Según el texto aprobado, una vez que el centro español, que se localizará previsiblemente en Madrid, cuente con la capacidad técnica necesaria, trabajará en red con los otros dos en las tareas de control de la red de satélites europea.
Los Veintisiete precisaron que la creación de un tercer centro no incrementará el presupuesto comunitario asignado a Galileo, lo que implica que España tendrá que asumir el sobrecoste de elevar el centro "safety-of-life" de categoría.
Fuentes del Ministerio de Fomento indicaron que, según sus cálculos, a la vista del reparto de fondos ya previsto, la diferencia que tendrá que pagar España estará entre uno y dos millones de euros.
España espera que el hecho de contar con un centro de control de la futura red de satélites facilitará a las empresas españolas la participación en el desarrollo del proyecto.
El secretario general de Transportes, Fernando Palao, reconoció que "no tenemos experiencia industrial" para liderar alguno de los grandes segmentos en que se dividirá Galileo, pero sí la capacidad de gestionar un centro de operaciones, del que se derivarán otros contratos que, previsiblemente, pueden acabar también en manos españolas.
Con el acuerdo de hoy, el futuro sistema europeo de navegación por satélite, con el que la UE pretende poner fin a su dependencia del estadounidense GPS, da por superado el obstáculo en que se había convertido la organización de los trabajos del proyecto.
Tanto el comisario europeo de Transportes, Jacques Barrot, como el ministro portugués de Obras Públicas, Mario Lino, mostraron "gran satisfacción" por haber conseguido finalmente el apoyo de todos los estados miembros al plan industrial de Galileo, un proyecto emblemático que se ha encontrado en los últimos meses con serios contratiempos.
Debido a la retirada en mayo pasado del sector privado por las dudas sobre la viabilidad de Galileo, los Veintisiete se vieron obligados a buscar en las arcas comunitarias 2.400 millones de euros para compensar la aportación prevista de las empresas que iban a desarrollarlo.
Tras una negociación también larga y complicada, los estados miembros pactaron el pasado viernes sacar esa cantidad de los fondos no gastados en 2007 del capítulo agrícola y del apartado de innovación del presupuesto del año que viene.
La discusión se centró entonces en el modelo de reparto de los contratos de desarrollo de Galileo, que finalmente se pactó hoy.
Para garantizar la participación de todas los países y empresas interesadas, así como un proceso de adjudicación transparente, se dividirán los trabajos en seis grandes segmentos -satélites, lanzadores, programas informáticos, estaciones en tierra, centros de control y sistemas de operaciones-.
Una firma podrá liderar, como máximo, dos de esos segmentos y, además, cada contratista principal que obtenga una licitación tendrá que subcontratar parte del trabajo -un mínimo del 40%- a otras empresas interesadas que no hayan ganado el concurso.
A partir de ahora, los estados miembros y el Parlamento Europeo deben aprobar el reglamento que servirá de base legal para la fase de despliegue de los satélites, un proceso que Bruselas espera se complete como más tarde en marzo de 2008.
Una vez adoptado ese texto legal, la Comisión Europea debe firmar un acuerdo con la Agencia Espacial Europea -que se encargará de las licitaciones- sobre el proceso de adjudicación.
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