Este artículo se publicó hace 15 años.
La española Alejandra Echevarría, lista para competir por ser Miss Tierra
La representante de España en en "Miss Tierra", la joven jienense Alejandra Echevarría, se prepara hoy en Filipinas para competir por la corona de este certamen de belleza con gancho medioambiental.
Alejandra, estudiante de 20 años y nacida en Andújar, ha hecho buena amistad con la concursante venezolana, Jessica Barboza, y con otras concursantes de países latinoamericanos que se encuentran en la turística isla de Boracay, donde el próximo domingo se celebrará la gala final.
""Me he presentado al concurso para vivir una experiencia nueva y empaparme de las diferentes culturas, y por los fines que persigue este concurso", dijo a Efe Alejandra, "Miss Jaén" y segunda dama de honor en el certamen de "Miss España" 2009.
La española es una de las más altas de 83 aspirantes a la corona de "Miss Tierra", y muchas de sus compañeras y varios miembros de la organización destacan su carácter extravertido y su belleza, genuinamente andaluza.
"Yo he hecho muchas amigas aquí, pero mi familia está preocupada. El teléfono no sale muy económico. Tienen muchas ganas de que regrese a España, y yo de llegar", comentó.
Alejandra competirá con candidatas de países como Brasil, China, Colombia, Cuba, Dinamarca, Estados Unidos, Gabón, Guatemala, Guam, Holanda, Inglaterra, Indonesia, Perú, Puerto Rico, Sudáfrica, Venezuela, Tailandia, Tahití y Turquía, entre otros.
"Bellezas por una causa" es el lema de este concurso de belleza, creado para concienciar sobre la contaminación del medio ambiente y los efectos del cambio climático.
"Para mi, el principal problema es la contaminación del medio ambiente en general, la evacuación de residuos en el mar y en la tierra", señaló la española.
La ganadora, además de recibir un premio en metálico de 20.000 dólares (unos 13.500 euros), se convertirá en la portavoz de la Fundación Miss Tierra y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), así como otras organizaciones ecologistas.
Las concursantes han estado viajando durante cerca de un mes de un lugar a otro de Filipinas para promocionar productos de las empresas patrocinadoras del certamen.
En Filipinas, un país donde los certámenes desatan pasión, las concursantes se ven a menudo asediadas por la gente, que pretende fotografiarse con ellas, besarlas o incluso darles algún que otro tirón de pelo de forma cariñosa.
En la turística isla tropical de Boracay, las chicas pasarán las jornadas que restan hasta la final haciendo sesiones de pose ante las cámaras, la mayoría en las playas de fina arena o en sus aguas color turquesa.
Pero algunas concursantes, como es el caso de la representante de Cuba, han sufrido una indigestión por la comida, y otras se quejan del ritmo trepidante y la presión por parte de la organización.
Durante los ensayos, los gritos de la directora, amplificados por altavoces, retumban en toda la playa de Boracay.
En las últimas semanas, un jurado eligió a la más fotogénica (República Checa), a la mejor en traje de baño (Filipinas), la mejor con vestido nacional (Tanzania), a la mejor en traje de gala (Filipinas), a la de mayor talento (Tahití) y a la de mayor simpatía (Suiza).
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