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Estética estática

'Un hombre soltero'.

RUBÉN ROMERO

Director: Tom Ford

Intérpretes: Colin Firth (George), Julianne Moore (Charley), Matthew Goode (Jim), Nicholas Hoult (Kenny), Ginnifer Goodwin (Sra. Strunk)

Clasificación: Pendiente por calificar

Género: Drama

 

Condiciona nuestra tendencia sexual la manera de enfrentarnos a la muerte? Según Tom Ford (ese señor que diseña gafas), sí. Totalmente. Es decir, si a usted se le muere su pareja y es heterosexual, estará con toda probabilidad desencajado y hecho unos zorros; si es homosexual y piensa suicidarse por ello, lucirá maravilloso, como recién salido de una sesión de exfoliación en un spa de los caros.

El consabido prejuicio positivo que convierte homosexualidad en sinónimo de elegancia empapa cada fotograma de este filme (un prejuicio parecido al de esas señoras emperifolladísimas vestidas por Ford que cuando ven a dos tíos besarse en la calle ponen mala cara y dicen: 'no, si yo tengo muchos amigos gays'). Lo cual es discutible (jamás molestará a los biempensantes), irritante (en especial cuando el martirio familiar al que somete al protagonista no existía en la novela original de Christopher Isherwood, y eso que la escribió hace 50 años), pero no abominable.

Tampoco lo es el hecho de que no haya prácticamente en todo el filme secuencias tal y como las entendemos en el siglo XXI. Casi toda la película se desarrolla en planos autárquicos, sin comunicación, sin movimiento, figuras estáticas (y estéticas) que nos dicen de dónde viene y a dónde va el señor Ford: más que planos, parecen producciones de moda a doble página. El señor Falconer (Colin Firth) dando clase; el señor Falconer contratando a un chapero (esto es muy Dolce & Gabbana); el señor Falconer en situación postcoital playera (muy Bruce Webber); el señor Falconer bailando con su mariliendre particular (la pesadísima y encasilladísima Julianne Moore); el señor Falconer eligiendo el traje que quiere para su entierro (¡de Tom Ford, por supuesto!). Y sigue y sigue y sigue, con el único dinamizador del aumento del cromatismo cada vez que el señor Falconer se pone burro (¡qué sutil!). Luego querrán que la actuación de Colin Firth no destaque y no le den el Oscar, con lo divino de la muerte que sale.

Ford, que defiende que Un hombre soltero es una producción modesta, no ha reparado en gastos, sin embargo, para realizar sus bodegones sentimentaloides: escenografía de los responsables de Mad Men (probablemente, los grandes gurús de la moda masculina actual) y música de Shigeru Umebayashi (colaborador de otro gran orfebre, Wong Kar-Wai). Algunos dirán que este filme es un prodigio de puesta en escena.

A un servidor le parece que algo no funciona cuando uno pone más interés en filmar el jersey de angora del protagonista que en narrarnos los devastadores sentimientos que conducen a alguien a plantearse terminar con su vida.

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