Este artículo se publicó hace 13 años.
Un Eurogrupo dividido da un ultimátum a Grecia para el rescate
El FMI advierte de que las tensiones se pueden extender a toda la eurozona
La zona del euro aspiraba a cerrar ayer un acuerdo para desbloquear la entrega de los 12.000 millones de euros necesarios para que Grecia no suspenda pagos, un sistema de respiración artificial a la espera de que un nuevo rescate, con nuevos recortes, fije la senda para los próximos cuatro años. Sin embargo, los ministros de Economía de la zona del euro no lograron, una vez más, ponerse de acuerdo. Según la explicación oficial, el principal motivo es la desconfianza en la clase política griega, que debe demostrar su compromiso con los recortes en una votación parlamentaria el 28 de junio.
"La mayor parte de la responsabilidad recae sobre los hombros del nuevo Gobierno griego, pero también sobre todos los líderes políticos y parlamentarios griegos" de "todas las fuerzas políticas", aseguró Olli Rehn, comisario de Economía de la UE. Los temores del Eurogrupo se basan en la frágil mayoría parlamentaria del primer ministro, Yorgos Papandreu, que apenas cuenta con cinco votos extra para la mayoría. Además, el nuevo Gobierno, que hoy se enfrenta a una moción de confianza, está pensando en introducir matices a los ajustes y al ritmo de las privatizaciones exigidas por Bruselas. Aunque Papandreu asegura que no son sustanciales, el Eurogrupo decidió enviar a su grupo de expertos de vuelta a Atenas para supervisar una austeridad ante la que no hay alternativa. "Las autoridades griegas, el Parlamento griego, deben saber que esto debe hacerse. En caso contrario...", dejó en suspenso Jean-Claude Juncker.
Bruselas dice a los indignados que no hay alternativa a los ajustes
Lo cierto es que la zona del euro no puede dejar caer a Grecia por el riesgo de contagio a otros países, como España, Italia o Bélgica, pero tampoco sabe cómo rescatarla. La vicepresidenta económica española, Elena Salgado, reconoció que "hubiera preferido" que los ministros desbloqueasen la ayuda urgente a Grecia para evitar la inestabilidad en los mercados, pero explicó que las discusiones sobre el segundo rescate y la participación de los bancos se interpusieron. Una reunión extraordinaria el 3 de julio decidirá finalmente la última parte del rescate.
La necesidad o no de reestructurar la deuda helena y la participación de la banca de forma voluntaria en el siguiente rescate son las nuevas dudas que han atascado el plan. En este pez que se muerde la cola, el director gerente en funciones del FMI, John Lypsky, advirtió ayer de que la institución no dará vía libre a su parte del programa (alrededor de 3.300 millones de euros) hasta que tenga "garantías" de que el plan de Grecia es viable, lo cual es un retroceso sobre lo anunciado la semana pasada.
Además, el FMI emitió ayer su informe anual sobre la zona del euro pidiendo a sus miembros que dejen de discutir y se pongan manos a la obra. "La política nacional es un pre-requisito para salir de la crisis, pero debe estar respaldada por un enfoque coherente de todos los interesados en el euro", recuerda. "Los políticos están enfrentándose a incómodos dilemas, que elevan la incertidumbre sobre el resultado final", advierte el informe, y continúa: "El fracaso en tomaruna acción decidida podría extender las tensiones al corazón de la zona del euro con efectos indeseados a nivel global", concluye. Así, cree que la clave está en dar carpetazo a "debates improductivos sobre reestructuración de la deuda" y evitar la sensación de que el fondo para los rescates que aprobó el euro está supeditado a este tipo de medidas. El informe hace mucho hincapié en la necesidad de que la zona del euro consiga una integración económica real y acusa a los políticos de haber estado centrados en "prioridades nacionales" en lugar de en trabajar por la Unión Monetaria. Además advierte de que aunque se contuviera la crisis de los periféricos, aún serían necesarias más medidas para relanzar el crecimiento en la zona del euro, como la reforma del sistema financiero o la liberalización económica.
El 3 de julio, los ministros votarán si liberan los fondos pendientes
Por otra parte, ayer quedó claro que la zona del euro no tiene previsto escuchar a los miles de indignados que expresan su "hartazgo" en "las calles de Atenas y Madrid", en palabras de Rehn. "Hay un sentimiento creciente en Grecia y otros países de que estamos asistiendo a una desigualdad social según el cual los más débiles pagan una factura desproporcionada", reconoció Juncker. "No hay otra opción que el ajuste de las finanzas públicas", advirtió.
Salgado pidió "entender sus razones y no pasarlas por alto", pero descartó que las protestas sean contra las propuestas de Bruselas. En su opinión, documentos como el Pacto del Euro, presente en todas las convocatorias, no es "universalmente conocido" y no moviliza a los jóvenes "a los que la crisis está golpeando especialmente". "Les tendremos que seguir explicando que las reformas son necesarias para un crecimiento sostenible", aseguró Salgado.
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