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Los europeos buscan coherencia exterior, una vez ganada la batalla del euro

EFE

Los líderes europeos se reúnen hoy en Bruselas para tratar de definir una estrategia eficaz en sus relaciones con potencias emergentes como China, India o Brasil, después de meses dedicados a salvar las finanzas y la economía del desastre.

El ambiente no es el más propicio para un debate sereno sobre política exterior, debido a la tensión creciente entre Bruselas y París a propósito de las expulsiones de gitanos rumanos y búlgaros de territorio francés.

La Comisión Europea, que se siente burlada por las autoridades francesas, ha amenazado a Francia con abrirle expediente por supuesta violación de la legislación comunitaria que prohíbe la discriminación por razones étnicas y ampara como un derecho fundamental la libertad de circulación de todos los ciudadanos europeos.

En un comentario que ha irritado a los franceses, la vicepresidenta responsable de Derechos fundamentales, la luxemburguesa Viviane Reding, llegó a comparar ayer las expulsiones de gitanos con las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial.

Queriendo quitar hierro al asunto, un portavoz europeo aseguraba que la polémica es "un asunto bilateral entre un Estado miembro y la Comisión".

Pero aunque el tema no figura en la agenda oficial del Consejo Europeo de hoy, la situación de los gitanos, de indudable alcance continental, planeará sobre la cumbre, así como sobre las conversaciones bilaterales que puedan tener el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el de la CE, el portugués José Manuel Durão Barroso, que ha expresado su apoyo personal a Reding.

Esta cumbre extraordinaria, de un solo día, fue convocada por el presidente permanente, Herman Van Rompuy, para coordinar la posición de los veintisiete miembros de la UE de cara a las importantes citas internacionales programadas para el semestre.

"No basta con tener un mensaje común, también tenemos que hacerlo llegar de manera efectiva. Nuestra pegada está por debajo de nuestro peso: 500 millones de personas y 22% de la riqueza mundial", advierte Van Rompuy en un vídeo institucional previo al encuentro.

Es la primera vez desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa que el Consejo Europeo dedica una sesión monográfica a las relaciones exteriores con la participación de los ministros responsables.

"Hemos ganado la batalla del euro", explica Van Rompuy en el vídeo y argumenta que, de la misma forma que la coordinación entre los Veintisiete fue decisiva para superar la grave crisis de la deuda soberana, "la coordinación es también la palabra clave en el campo de las relaciones exteriores".

En las próximas semanas, la Unión, representada por Van Rompuy y/o Barroso, tiene programadas importantes cumbres bilaterales con los países asiáticos (ASEM), China, Corea del Sur, India y Estados Unidos, y tomará parte en la reunión de Seúl del grupo de las veinte principales potencias más industrializadas y emergentes (G-20).

Todos ellos son vistos por Europa como "socios estratégicos", aunque no está claro que, a la inversa, cada uno de ellos considere a Europa un interlocutor fiable con un discurso coherente.

"Tenemos socios estratégicos, ahora lo que necesitamos es una estrategia", reconoce Van Rompuy.

"Tenemos que hacer saber claramente a nuestros socios que las posiciones que defendemos en nuestras reuniones con ellos cuentan con el apoyo político del conjunto de los veintisiete Estados, representados por sus jefes de Estado o Gobierno, y no emanan solamente de las instituciones de Bruselas", explica.

En relación con China, por ejemplo, están en juego cuestiones de tanto interés para este país como el eventual levantamiento del embargo de armas o su aceptación como economía de mercado, temas sobre los que Europa debe a Pekín una respuesta clara.

Van Rompuy tiene previsto aprovechar el almuerzo de los líderes para presentar un resumen de los trabajos realizados hasta ahora por el grupo especial que preside desde marzo con la misión de acelerar la reforma de las reglas de la unión económica y monetaria.

El grupo, integrado en su mayoría por los ministros de Finanzas, debe presentar su informe final en octubre, pero sus deliberaciones han encallado a principios de esta semana cuando se trataba de definir el repertorio de sanciones que aguardarán a los gobiernos que violen la disciplina presupuestaria.

En otro almuerzo paralelo, los ministros de Asuntos Exteriores tienen previsto evaluar la situación en Pakistán, tras las catastróficas inundaciones de este verano, y la posibilidad de conceder a este país ventajas comerciales temporales que le ayuden a recuperarse.

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