Este artículo se publicó hace 16 años.
Europeos se vuelven ahorrativos y creativos ante la crisis
Lukas Schmidt observaba las atractivas fotos de playas de arena blanca y palmeras en la vidriera de una agencia de viajes de Berlín, pero suspiró y dio media vuelta.
"Quería llevar a mi novia a España en diciembre, pero pienso que probablemente terminemos quedándonos aquí", dijo Schmidt, un mecánico de 27 años.
"No creo que los precios hayan aumentado, pero con la crisis financiera en todos los medios, te hace preguntarte qué es lo que va a pasar", agregó.
Al igual que Schmidt, muchos europeos dicen estar reduciendo gastos no esenciales como vacaciones, muebles, ropa y comida orgánica, y ante el malestar financiero tratan de ahorrar haciendo las compras en tiendas de bricolaje y de descuento.
Pero por otro lado, la crisis está creando novedosas oportunidades comerciales incluyendo barras de chocolate "crédito crujiente" y "fiestas del derrumbe". Y las autoridades españolas están dándose cuenta de que pueden cubrir sus cuentas del mes poniéndose más estrictas con las infracciones de tráfico.
"Hay ciertas cosas en las que he reducido gastos, agua embotellada por ejemplo", dijo la estudiante alemana Sara Klaus. "Da miedo pensar que esta crisis financiera está ahora realmente influyendo el modo en que vivo. Yo compraba ocasionalmente en tiendas orgánicas, pero ahora sólo pienso que es un desperdicio de dinero", añadió.
En España, los medios informaron que muchos jóvenes estaban regresando a vivir con sus padres por motivos financieros.
"Tuve que dejar mi apartamento, justo cuando había reunido todo. Ahora aquí estoy nuevamente con mis padres", dijo al periódico El País Marc Solsona, un hombre de 35 años quien compró un piso cerca de Barcelona poco antes de perder su empleo como agente inmobiliario.
Aproximadamente el 60 por ciento de los alemanes creen que el panorama económico empeorará, según un reciente sondeo de la encuestadora Forsa. En Francia, una encuesta de BVA mostró que un 64 por ciento de los votantes se había vuelto más pesimista por su situación financiera en las últimas semanas.
Los negocios, desde minoristas de lujo a grandes tiendas, hoteles y entidades de caridad han comenzado a sentir el efecto.
Karsten Schulz, director de la casa alemana de subastas virtual de artículos de lujo Exklusivwaren, comentó que los ricos ya habían empezado a reducir gastos antes de que se sintiera la crisis actual.
"Está claro que los productos de lujo ya no se venden tan bien como solían venderse", afirmó.
En Gran Bretaña, el minorista John Lewis reportó una caída del 8,3 por ciento en sus ventas semanales el 3 de octubre.
MERCADERÍA DEL DERRUMBE
Pero mientras muchos comercios y consumidores están sufriendo, otros le ponen buena cara al mal tiempo, haciendo incluso ofertas especiales por el derrumbe.
La tienda londinense Selfridges ha puesto a la venta chocolate "crédito crujiente", mientras que el proveedor de juegos PlumParty ofrece por Internet decorados catastrófico-elegantes, incluyendo pisapapeles con motivo "Atravesando el infierno" y libros para colorear para "fabricar dinero".
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Varios restaurantes británicos ofrecen "almuerzos créditos crujientes" a precios de descuento especiales. Y los comensales preocupados por el dinero cerca de la ciudad inglesa de Norfolk pueden hacer trueque en un pub con productos cultivados en sus casas por cerveza.
"La semana pasada alguien trajo una calabaza, que usamos para nuestra sopa de calabaza y jengibre", comentó a Reuters Rachel Callister, asistente del pub rural The Pigs en Edgerfield.
"Vinieron a comer. Habían cultivado unas calabazas, y se les descontó algo de dinero de lo que salió su comida", explicó la mujer, y agregó que entre los productos que el pub aceptaba como parte de pago había animales de caza, manzanas y lavanda.
Pero los europeos también parecen estar saliendo menos a comer.
Alrededor de tres de cada cuatro trabajadores en Gran Bretaña se llevan el almuerzo al trabajo al menos una vez por semana, según un sondeo de la cadena BBC. Un tercio dijo hacer esto más a menudo ahora que hace seis meses, con la mayoría alegando el clima económico como la razón.
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