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Las exigencias a las cajas amenazan su obra social

Al riesgo que supone para estos proyectos la caída de beneficios se une ahora la incertidumbre por la llegada de accionistas privados

VIRGINIA ZAFRA

Hace menos de un año, Isidro Fainé asumió la presidencia de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). En su primera rueda de prensa contestó a numerosas preguntas sobre el futuro de las cajas, pero en ninguna se aludió a la obra social. Un año después, la preocupación se mantiene alrededor de las grandes cifras y de las nuevas exigencias de capital. Dos necesidades que obligarán a las cajas a adelgazar esta labor sorda que les ha convertido en verdaderos instrumentos del bienestar social. Ya en 2010 se apreció el reduccionismo en las partidas de solidaridad y cultura. Los 1.400 millones dedicados aligeraron el presupuesto de 1.775 millones que había disfrutado la obra social en el ejercicio anterior.

Ahora, sin embargo, la crisis y caída de los beneficios no son los únicos riesgos que acechan a la obra social. También sufrirá por la bancarización del sector (con la consiguiente llegada de nuevos accionistas ávidos de repartirse beneficios) y, especialmente, por las propias restricciones que puede imponer el Banco de España a las entidades que hayan recibido o vayan a recibir ayudas públicas. La gran mayoría.

El Banco de España puede restringirla por necesidades de capital

El nuevo decreto de cajas permite al supervisor obligar a estas a destinar todo su beneficio a reservas, es decir, a elevar su solvencia, y prohibir, por tanto, que dediquen parte de las ganancias a obra social. Y en las entidades existe mucho temor por esta circunstancia. El objetivo es mantener la obra social (ahora la sostienen en parte con los fondos de reserva constituidos en años anteriores), pero advierten que si el Banco de España les obliga a provisionar demasiadas reservas, no podrán mantener su política sociocultural.

El debate distancia al supervisor del Gobierno. Mientras Miguel Ángel Fernández Ordóñez (gobernador del Banco de España) obvió la obra social en su presentación, de hace una semana, sobre la recolocación financiera de las cajas, la ministra de Economía, Elena Salgado, la citó como una de las prioridades del Ejecutivo. 'Con el nuevo decreto será más fácil obtener financiación para dar crédito y lograr beneficios para mantener la obra social', dijo Salgado,tras el Consejo de Ministros que aprobó la nueva normativas de cajas. A pesar de las buenas intenciones, Economía ha incluido en la reciente normativa la posibilidad de que el Banco de España restrinja esta actividad de forma temporal.

'De la misma manera que la mayoría de los bancos han tenido que reducir el pago de dividendos, las cajas van a tener que reducir la obra social a corto plazo, porque su capacidad para generar beneficios va a ser limitado', advierte Enrique Pérez-Hernández, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), quien no cree que se deba dedicar el 100% de las ganancias a reforzar la solvencia porque las cajas no deben renunciar a su misión.

En 2009 movió 2.953 millones de euros y empleó a 33.500 personas

Los 1.775 millones invertidos en obra social en 2009 generaron un movimiento económico de 2.953 millones y emplearon a más de 33.500 personas. De hecho, las cajas han asumido, en muchos casos, la labor propia de la Administración, bien a través de sus propios programas o bien con el apoyo que prestan a las ONG, que en 2008 recibieron 337 millones de la obra social, cifra que superó los 244 que obtuvieron estas entidades de la recaudación del 0,7% del IRPF.

'A los nuevos accionistas no va a importarles la obra social', dice Pérez-Hernández, y añade que 'ellos buscarán el mayor rendimiento de su inversión' en lugar de las actuaciones sociales y la integración financiera de los ciudadanos. Aun así, se muestra convencido de que 'no se extinguirá'.

Desde las cajas mantienen esa esperanza. Además, inciden en que sus nuevos bancos no tendrán que dedicar, como sí ocurría con las cajas, el 50% de sus beneficios por obligación a las reservas, con lo que finalmente habrá más dinero para estos fines. Fuentes sindicales, sin embargo, se muestran convencidas de que según avance la bancarización, la obra social se irá quedando en proporciones mínimas.

Los sindicatos dicenque la bancarización dejará bajo mínimos esta labor

Desde la consultoría de imagen Nombra, Víctor Mirabet (socio) advierte de que cada vez que se pone en duda la solvencia de las cajas se está cuestionando también su obra social. 'La gente va a dejar de creer en los conceptos que le animaron a operar con las cajas y va a querer irse a la gran banca, que ahora vende que es cívica y de proximidad, como siempre lo han sido las cajas', añade.

Mirabet califica de 'brutal' lo que este sector invierte en la sociedad. La inversión de 2009 (la última detallada) supuso añadir un 2% a los 88.500 millones de gasto social del Estado (restadas las pensiones contributivas). Fueron 200.000 actividades (utilizadas por 163 millones de usuarios y desarrolladas alrededor de 5.000 centros asistenciales y culturales) que cada vez están más centradas en cuestiones sociales, como los cheques de alimentos o el cuidado de dependientes, y menos en proyectos culturales.

Las cajas aportan a las ONG más que lo recaudado por el 0,7% del IRPF

En 2009, la asistencia social y sanitaria acaparó el 40,2% del gasto, frente al 33,15% de la cultura y el tiempo libre, el 17,3% de educación y actividad y el 8,7% de patrimonio histórico y medio ambiente. El vuelco se produjo en 2007 y el peso social se incrementa sustancialmente año a año, especialmente por la crisis. Sin menospreciar la cultura, los ejecutivos de las cajas reconocen que la situación ahora es tan difícil que priorizan las cuestiones de primera necesidad.

En Banca Cívica, sin embargo, no son los ejecutivos los que deciden a qué se dedica la obra social. Son los clientes. Ellos eligen a qué proyectos concretos se dedican los beneficios que generan a la entidad. Un modelo novedoso, una especie de oasis en el futuro que le espera a la obra social en el terremoto financiero que van a vivir las cajas. Grandes cifras que amenazan el bienestar y la inserción laboral de muchos de sus clientes.

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