Este artículo se publicó hace 15 años.
La fábrica de talentos del Barça cumple 30 años de éxitos
Detrás del estadio Camp Nou del Barcelona se encuentra una tradicional masía de piedra catalana del siglo XVIII que ha desempeñado un papel quizás aún más importante en la historia del club que el colosal estadio que la empequeñece.
El Barça empezó a usar La Masía de Can Planes, construida en 1702, como residencia de sus jóvenes canteranos el 20 de octubre de 1979, y la lista de jóvenes aspirantes que han cruzado por sus puertas de hierro camino a lo más alto de los campos de fútbol es larga e impresionante.
Pep Guardiola, campeón de Europa como jugador del Barça en 1992 y en su primera temporada como entrenador el pasado año, se trasladó a La Masía en 1984 cuando tenía 13 años, dejando su pueblo natal de Santpedor, a unos 70 kilómetros de la ciudad.
Antiguos residentes de La Masía están ahora en el primer equipo, incluyendo al centrocampista Andrés Iniesta, el capitán Carles Puyol, el portero Víctor Valdés y el joven y talentoso delantero Pedro, autor del único gol contra el Shakhtar Donetsk en la Supercopa de Europa en agosto.
La mitad de los 450 jóvenes futbolistas que han dejado sus casas y familias para vivir en La Masía en las tres últimas décadas proceden de Cataluña, pero han llegado del resto de España e incluso de más allá, incluyendo Brasil, Argentina, Hungría, Georgia, Camerún y Senegal.
Más de 40 han llegado al primer equipo del Barça y casi todos han jugado en equipos de la Primera División española.
La Masía se ha convertido en sinónimo de la famosa escuela de fútbol del club, aunque no todos de los principales jugadores que la academia ha producido, incluyendo al delantero Xavi, el defensa Gerard Piqué o el capitán del Arsenal Cesc Fàbregas, han vivido allí.
CHICOS NORMALES
El secreto del éxito de La Masía, según Carles Folguera, director desde 2002, es que así como se aprende el estilo de juego que caracteriza al equipo, claramente ofensivo, los chavales son sometidos a un intenso programa de educación.
"Lo que hace La Masía diferente es que el curso es las 24 horas del día, los siete días de la semana", comenta Folguera, antiguo portero del Barça de hockey patines que cumplió 41 años el lunes, a Reuters.
"Movemos cielo y tierra, en el sentido de que tenemos profesionales que pueden cubrir todas las necesidades de los muchachos que vienen aquí con el deseo de triunfar en el deporte", añadió.
"En ningún momento queda un cabo suelto en el esfuerzo de asegurarnos de que se desarrollan como chicos normales".
Actualmente hay algo menos de 60 residentes en La Masía, 10 de ellos viven en la granja y el resto de ellos en habitaciones dentro del estadio adyacente. Así como futbolistas, hay 11 jugadores de baloncesto y una esperanza del hockey patines.
Un día típico comienza a las siete de la mañana y los alumnos pasan la mañana en clase hasta la comida, a la una.
Tras un breve descanso, estudian durante hora y media y a las seis entrenan durante dos horas y media en las instalaciones del club de Sant Joan Despi. La cena es a las nueve y cuarto y las luces se apagan a las once y media.
Durante la semana en la que La Masía cumplió su 30º aniversario como residencia de la academia, Guardiola fue preguntado en rueda de prensa sobre que había significado para él el tiempo que pasó allí. Dijo que tenía recuerdos muy felices y que la experiencia le había ayudado a crecer y a desarrollarse como jugador y como persona.
"Recuerdo que desde el primer día, cuando mis padres me dejaron, me dieron muy buena comida", dijo.
"La Masía es una parte vital del club -- buscando talentos, recibiendo a aquellos que no pueden vivir en Barcelona y educarles y entrenarles es una de las cosas más valiosas que podemos hacer.
"Es la inversión más barata a largo plazo y algo que el club debe continuar y desarrollar".
OTRA DIRECCIÓN
Los días de La Masía como residencia tienen los días contados ya que el club ha estado construyendo unas nuevas instalaciones para los jóvenes futbolistas en su campo de entrenamiento, aunque el proyecto está parado debido a las restricciones presupuestarias.
Una de las más recientes incorporaciones al primer equipo que estuvo en La Masía es Pedro, que dejó su hogar en las Islas Canarias y vivió allí entre 2004 y 2006.
Folguera y su profesor Rubén Bonastre estuvieron esperándole para darle la bienvenida cuando llegó, dijo el jugador tinerfeño de 22 años en la página web del club (www.fcbarcelona.com) la pasada semana.
"Y desde el primer día hasta el último siempre estaban disponibles para ayudarme en todo, con mis estudios, mis horarios, lo que fuera", manifestó.
"Gracias a su ayuda y a la de sus compañeros pude adaptarme rápidamente y hacer buenos amigos".
Uno de los primeros residentes, el centrocampista Guillermo Amor, que vivió en La Masía entre 1980 y 1988, dijo que la ayuda que los futbolistas recibieron respecto al desarrollo personal fue muy importante.
"Aunque no llegues al primer equipo estás preparado por si la vida va en otra dirección y tienes que ganarte la vida de otra manera", dijo el jugador de 41 años, que tras jugar en el Barça estuvo en la Fiorentina, el Villarreal y el Livingston, en la página web del club.
"Es imposible pasar por delante de La Masía y no girar la cabeza para mirar la que fue tu casa".
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