Este artículo se publicó hace 11 años.
Una familiar acusa a los padres de matar a Asunta por dinero
Sus parientes relacionan la muerte de la niña de 12 años con la de su abuelo, que hizo a Asunta su principal heredera. Según los primeros análisis, fue sedada y asfixiada.
La familia de Rosario Porto, la madre de la niña de 12 años hallada muerta en las afueras de Santiago, apunta a motivos económicos como causa del crimen, por el que tanto el padre como la madre de la menor están detenidos e imputados por la presunta comisión de un delito de homicidio.
Rosario Villaronga Porto, prima del padre de Rosario Porto, se ha personado hoy en la vivienda de la madre de la niña, que está siendo registrada de nuevo por la comitiva judicial.
Rosario Porto llegó esposada a su casa para presenciar el registro en torno a las 10:45 horas, y poco después llegó su marido, también esposado.
Minutos después, Rosario Villaronga Porto se ha identificado ante los periodistas, visiblemente alterada, como prima del padre de Rosario Porto, y ha sostenido que la familia piensa, tras este suceso, que hay un móvil económico tanto detrás de la muerte de Asunta Basterra como de su abuelo.
"El abuelo quería mucho a la niña y decidió dejarle todo. Antes era una señora normal (Rosario Porto), pero le debió dar un telele para hacer algo así", ha considerado.
"La mató, la mató", ha aseverado sobre la madre, que hoy pasará a disposición judicial.
Según Rosario Villaronga Porto, ella misma estuvo con el abuelo de la menor el día antes de su fallecimiento y "estaba perfectamente". Pero, ha continuado, "al día siguiente murió repentinamente".
Asunta Basterra Porto al parecer era la principal beneficiaria de la herencia de sus abuelos maternos, fallecidos con menos de un año de diferencia, han informado fuentes próximas a la investigación y al entorno.
El 11 de diciembre de 2011 murió María del Socorro Ortega Romero, que había sido profesora titular de Historia del Arte en la Universidad de Santiago, y este óbito causó consternación en la capital gallega por su carácter repentino.
El 26 de julio del año siguiente feneció su marido, el abogado Francisco Porto Mella, a los 88 años, una doble pérdida que por su proximidad en el tiempo suscitó convulsión en una ciudad pequeña, Compostela, en la que este matrimonio era muy conocido y querido.
Ambos, al igual que Asunta, fueron incinerados en la intimidad familiar.
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