Este artículo se publicó hace 15 años.
Las familias lograron lo imposible
El tribunal sorprende al admitir el interrogatorio de los expertos llegados el lunes sin estar citados
Aitana Vargas
Ni los que consiguieron traerlos lo esperaban. Por eso, un aplauso recibió en la sala de vistas la decisión del tribunal de admitir el testimonio de los dos forenses turcos , que con días de sus vacaciones, se desplazaron el lunes a Madrid sin estar citados, con escasa esperanza de ser finalmente llamados al estrado.
El testimonio de ambos fue posible gracias a una carambola. El tribunal había citado a otros dos forenses. Mustafa Gündüz y Bülent Sabrán debían venir a la Audiencia Nacional o declarar por videoconferencia. Sin embargo, no vinieron y la Constitución turca no da legitimidad a los interrogatorios a distancia. Por eso, aunque uno de ellos se desplazó hasta dependencias españolas en Estambul, el tribunal renunció a su testimonio.
Sustituyeron a los forenses citados por la Sala que no comparecieronEn compensación, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, admitió el testimonio de Bülent Sam y Müslümanolu, que sí estaban en la Audiencia Nacional gracias al empeño de la asociación que agrupa a los familiares de los fallecidos en la catástrofe del Yak-42, que les pagaron el viaje aun creyendo que al final no declararían.
"Entiendo su sufrimiento"
La decisión de admitir el testimonio fue literalmente aplaudida por el público. "En un tribunal de justicia no hay muestras de aprobación ni de desaprobación. Entiendo su sufrimiento, pero en un proceso hay otras formas de sufrimiento", cortó el magistrado.
El padre de una víctima increpó al abogado del general NavarroCuando la calma volvió a la sala, Gómez Bermúdez explicó que se había citado a los forenses Gündüz y Sabrán porque eran los que aparecían en primer lugar en la lista de firmantes del acta de entrega de cadáveres. Como Sam y Müslümanoglu también firmaron el documento, el tribunal podía interrogarles. "Más allá de la razón práctica, la jurídica es sólida", aseguró.
Pocos en la sala entendían el resto de explicaciones del juez sobre los procedimientos abreviados y las pruebas del tribunal, pero daba igual. Tenían puestas sus esperanzas en que los forenses turcos dejaran en evidencia la declaración del principal acusado , el general Navarro.
Por eso no dejaron de atender en las cuatro horas que duró el testimonio que prestó Sam Bülent. Aunque tampoco rebajaron el nerviosismo. Francisco, padre del sargento Cardona, fue la voz que sobresalió del murmullo que acompañaba las reiteradas preguntas de la defensa de Navarro, sobre si el cadáver 29 tenía o no cabeza. "¿Y usted tiene cabeza?", le increpó. El presidente ordenó su expulsión. "No me echa usted, me voy yo solo por no oír al impresentable ese y a su defendido", dijo.
El juez acalló el revuelo con un "para poner los límites [a los interrogatorios] está este tribunal, no ustedes". Todavía se oyó un "gracias" irónico a la explicación del letrado diciendo que preguntaba por los cuerpos de los ucranianos no de los españoles. Pese a todo, las familias no salieron defraudadas.
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