Este artículo se publicó hace 2 años.
Las familias del Villa de Pitanxo se enfrentan al difícil duelo por sus seres queridos desaparecidos
Psicólogos y gentes del mar advierten de que el exceso de información escabrosa y de luto protocolario puede ahondar en el dolor de los familiares de los marineros fallecidos en aguas de Canadá
A Coruña-Actualizado a
Los familiares de los marineros del Villa de Pitanxo fallecidos tras el naufragio del buque el pasado martes en aguas de Terranova se enfrentan a un doloroso proceso de duelo agravado por las complicaciones administrativas que genera el hecho de que sus cuerpos no hayan sido encontrados.
Psicólogos y gentes del mar añaden además que en tragedias como el del arrastrero marinés el comportamiento de los medios de comunicación y de la sociedad en general, aun bienintencionado, puedo contribuir a ahondar en el sufrimiento de las familias.
"Su proceso va a tener ciertas particularidades. Es posible que los cuerpos no se encuentren nunca, y aunque eso es muy importante, no es un requisito imprescindible para pasar un duelo. Lo más relevante es el grado de certeza sobre la muerte de su ser querido", asegura Eduardo Martínez Lamosa, psicólogo clínico y miembro de la sección de Psicología y Salud del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia.
Según explica, el dolor emocional causado por muertes ocurridas por causas naturales, por enfermedades repentinas o por accidentes suele estar al mismo nivel de intensidad, pero no así su horizonte temporal. "En un duelo natural el proceso fluye, es predecible. Pero en circunstancias como las de un naufragio, la aceptación de la pérdida puede durar más tiempo y el duelo puede verse bloqueado, con avances y retrocesos", añade.
El pasado jueves, cuando se conoció la decisión de Canadá de dar por terminada la búsqueda de los desaparecidos 37 horas después de su inicio, al considerarse nulas las posibilidades de hallarlos con vida, varias familias abrieron una recogida de firmas en Change.org para reclamar la reactivación del operativo de rescate.
"Nuestros padres, hermanos, hijos, maridos, tienen derecho a ser buscados, tenemos que ayudar a nuestros familiares a volver a casa. Por favor, ayúdanos", rezaba la petición. En apenas unas horas recabaron más de 15.000 apoyos.
María José de Pazo, hija del maquinista del barco, se quejaba este viernes de la decisión de Canadá y pedía "soluciones" al Gobierno español. "Es un dolor y un estrés tener una pérdida y ver que hay viudas con niños pequeños, y andar suplicando… Esto es todavía clavarnos más el dolor", dijo, en declaraciones a Europa Press.
Las tragedias en el mar sacuden recurrentemente a Galicia, un país donde las comunidades costeras conviven a diario con el miedo y donde quienes trabajan en los sectores relacionados con la pesca y la navegación acaban convertidos, aun a su pesar, en expertos en ellas.
Le sucede a Xan López, durante muchos años secretario general de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, quien reconoce que "no existe una manera razonable de vivir una situación de este tipo". "Las comunidades pesqueras son golpeadas sin previo aviso, y lo peor de todo es que resulta casi imposible cerrar el proceso, creándose un cuadro de dolor permanente que la sociedad tiene problemas para asimilar y para poder sustituir la organización de una familia normalizada. Al principio puede funcionar la solidaridad, pero no su prolongación no tiempo", afirma.
López cree que el comportamiento inmediato del cuerpo social ante sucesos como el del Villa de Pitanxo es beneficiosa -"La sociedad se entrega en una reacción espontánea que siempre es positiva"-, pero advierte de que "el tiempo, y en eso no tarda mucho, termina por dejarla en un segundo plano. Y eso es bastante duro y amargo, porque ninguna expectativa se cumple".
"Lo que hacemos mal, en consecuencia, es dar falsas expectativas a familias que han visto roto su flujo económico, emocional y organizativo. Y por otra parte, es negativo todo ese ambiente de lloriqueo protocolario de las autoridades que todos sabemos falso", añade.
En ese sentido, el psicólogo Eduardo Martínez Lamosa cree que hay tres errores en la forma en que la sociedad y los medios de comunicación tratan tragedias de este tipo, y que afectan negativamente al duelo de las familias: "El primero afecta sobre todo a los medios, y se refiere al hecho de transmitir demasiada información o información demasiado escabrosa. El segundo, que afecta a toda la sociedad, tiene que ver con la creencia de que el duelo debe darse en un tiempo determinado, y no es así, porque cada persona necesita sus propios tiempos. También erramos si no asumimos que cada persona tiene sus propias necesidades: hay personas que necesitan hablar, abrirse, tener un ritual, mientras que otras precisan justo lo contrario: no hablar, tener momentos de soledad...".
"Es negativo todo ese ambiente de lloriqueo protocolario de las autoridades que todos sabemos falso"
El duelo también puede verse afectado por el procedimiento administrativo que deben pasar los familiares de las víctimas. Hasta principios de este siglo podían pasar años hasta que las viudas de un marinero desaparecido en un naufragio podían reclamar una pensión, o sus herederos obtener la propiedad legal de sus bienes.
Desde la reforma del Código Civil en el año 2000 se considera fallecidos a todos los efectos a quienes desaparezcan en el mar o se hallasen a bordo de un buque transcurridos tres meses desde su naufragio, o seis meses desde que el propio barco desapareciera sin constancia de su hundimiento.
Aun así, López recuerda también que lo peor es que las familias suelen quedar desamparadas económicamente. "La situación administrativa y de la economía familiar queda totalmente destrozada. El propio reconocimiento de la muerte ya es un trámite en sí mismo, pero los problemas no terminan ahí y vienen a aumentar la presión a lo largo del tiempo", concluye.
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