Este artículo se publicó hace 17 años.
La FAO ve insuficiente que cada año haya 6 millones de hambrientos menos
Cada año hay seis millones de hambrientos menos en el mundo. Sin embargo, por positiva que parezca esta cifra, este ritmo no es suficiente para cumplir el objetivo de la Cumbre de la Alimentación de 1996: reducir a la mitad, antes de 2015, el número de personas que padecen desnutrición crónica.
En una entrevista con Efe, el director general de la FAO, Jacques Diouf, explica que el objetivo de esta cumbre es uno de los mayores retos mundiales, porque supone rebajar a 400 millones el número de personas afectadas por el hambre.
Para conseguir este objetivo habría que lograr que 30 millones de personas dejasen de pasar hambre cada año, algo "posible", sobre todo con "más voluntad política y más recursos", según Diouf.
Esos recursos, explica, deben dedicarse a la agricultura, donde "no hacen falta grandes proyectos, sino trabajar directamente con las poblaciones rurales" para que estas zonas tengan asegurado el control del agua -proyectos de riego y embalses- y que su producción no dependa del clima.
"El paso siguiente -explica- es invertir en infraestructuras rurales de carreteras, almacenes, mercados, puertos, etc, que les permitan conservar y comerciar con la producción".
En su opinión, en ningún caso se podrá erradicar el hambre "si la ayuda al desarrollo sigue disminuyendo, como hasta ahora", y si se siguen incumpliendo acuerdos internacionales, advierte.
El director general de la FAO está en España colaborando con la Liga de Fútbol Profesional (LFP) en proyectos para financiar el desarrollo en zonas rurales del tercer mundo.
Para Diouf, este tipo de iniciativas son "fantásticas" porque "cuando la opinión pública se involucra y comprende lo que hacemos, se convierte en una arma de presión muy importante sobre los que toman las decisiones".
Reconoce, no obstante, que el cambio climático "hará más difícil lograr estos retos" porque el aumento de la temperatura global favorecerá la producción en los países del norte, pero afectará duramente a las zonas en desarrollo y las áreas tropicales, donde se esperan sequías e inundaciones que echarán a perder una parte importante de las cosechas (sólo India perderá el 20 por ciento de su producción de grano).
Además, el aumento de la temperatura afectará al nivel del mar, lo que pondrá en peligro a las islas y zonas costeras y afectará al sector pesquero, explica.
Aunque la FAO trabaja con organismos de investigación y grupos consultivos para mejorar las condiciones de conservación de la biodiversidad y los recursos naturales, Diouf advierte que la lucha contra el cambio climático y el desarrollo de nuevas energías es una tarea "mundial".
En la lucha contra el hambre, subraya Diouf, trabajar conjuntamente es "un factor clave" porque, aunque iniciativas individuales como la del Gobierno español de destinar el 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) "son buenas", son "mucho más efectivas" si se hacen coordinadas por un ámbito internacional que consiga el impacto positivo de las mismas.
Sobre el uso de alimentos transgénicos para combatir el hambre hasta el 2015, la FAO cree que "no hacen falta" porque, por el momento, las semillas de alta productividad, como las que utilizan China o India, son suficientes.
Más allá de esa fecha, Diouf reconoce que el constante aumento poblacional y la merma de recursos naturales obligarán a utilizar ciertas tecnologías, como la biología molecular, pero siempre controlados por instancias internacionales.
Para ello, la FAO y la Organización Mundial de la Salud han creado un comité 'ad hoc' sobre los productos derivados de los organismos genéticamente transformados, que "ha hecho progresos" para llegar a un acuerdo sobre las condiciones de uso de estos productos y que garanticen su seguridad, precisa. EFE
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