Este artículo se publicó hace 14 años.
Los faraones resucitan en el Museo Egipcio con piezas de Lego
Miles de los populares bloques de plástico de Lego resucitan la historia del Antiguo Egipto y dan vida a sarcófagos o estatuas faraónicas como la de Tutankamon en la sección para niños que el Museo Egipcio de El Cairo inauguró hoy.
La exhibición, un regalo de Dinamarca, es un "oportunidad para jugar con el legado egipcio y comprender muchas cosas sobre la antigüedad", declaró el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades egipcias (CSA), Zahi Hawas.
Flanqueada por dos estatuas con cuerpo de hombre y cabeza de chacal y halcón que representan las almas del sur y del norte, una enorme esfinge, compuesta de diminutas y coloridas piezas de juguete, da la bienvenida a este nuevo departamento del Museo Egipcio.
Seis salas acercan a los más pequeños diferentes aspectos de la civilización del Antiguo Egipto como su vida diaria, la importancia central del río Nilo, los escribas, los reyes y sus familias, la religión o la creencia en la vida de ultratumba.
"Estoy seguro de que esta nueva zona estará siempre llena de gente y las 100.000 personas que nos visitan cada año disfrutarán mucho y jugarán con las piezas de Lego", pronosticó Hawas, que aseguró que es el mejor museo del mundo dirigido a niños.
En la sala "Después de la vida", varias esculturas originales y un sarcófago conviven con una máscara del faraón Tutankamón (1336-1327 a.C.), construida con más de diez mil cubos de Lego.
Por su parte, el príncipe Henrik, esposo de la reina Margarita II de Dinamarca, que inauguró hoy este museo dirigido a los más pequeños, confesó que ha hecho "un descubrimiento apasionante".
"Ahora sé que es posible crear nuevas formas y monumentos artísticos del Antiguo Egipto con cubos de plástico", explicó.
Los flashes de los primeros visitantes ya se han detenido hoy en un mapa de Egipto del que sobresalen las localizaciones de los principales monumentos, las figuras de los trabajadores transportando bloques de piedra o la estatua de una reina egipcia.
Todo está pensado para los niños en este peculiar museo, desde las paredes, que han sido pintadas en los colores favoritos de los pequeños, hasta los objetos de las vitrinas, colocados en un nivel más bajo al alcance de sus miradas.
Dispone también de una sala de juego, abarrotada hoy por los niños egipcios que acudieron a la inauguración y que, pieza a pieza, intentaron reproducir los objetos de la exposición.
"Los niños escuchan y olvidan; miran y comprenden; trabajan y aprenden", explican los responsables de la exhibición para justificar un proyecto, que se añade a la oferta del Museo, que alberga más de 120.000 objetos en la que es la mayor colección del mundo de la época faraónica.
El Museo organizará talleres en los que los niños podrán aprender a escribir en papiros o divertirse en una sesión de juegos de Lego, los bloques simples y fáciles de encajar que nacieron en 1949 de la mano del carpintero danés Ole Kirk Kristiansen.
"Espero que estas salas sean visitadas muchas veces por muchos niños, especialmente, adultos", bromeó el príncipe Henrik, quien no ocultó su sorpresa después de visitar las diferentes estancias, porque "es maravillosa la idea de combinar antiguas esculturas egipcias con nuevos materiales de modernas empresas jugueteras".
"No es normal ver un museo con juguetes elaborados en Dinamarca", agregó el príncipe consorte, quien destacó la importancia de proyectos como éste para aprender, desde el juego, conceptos básicos sobre una civilización que se desarrolló durante más de tres milenios en la ribera del Nilo.
"Sospecho que muchos adultos tratarán de reproducir con piezas de Lego las esculturas, los templos o los principales objetos arqueológicos", concluyó.
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