Este artículo se publicó hace 13 años.
Fatima Lopes abre el Prêt-à-Porter de París, marcado por la caída de Galliano
La modista portuguesa Fatima Lopes abrió hoy con una colección en blanco y negro llena de filosofía la Semana de la Moda de París, un certamen marcado por la caída en desgracia de John Galliano, hasta hoy director artístico de Christian Dior.
Un vídeo difundido ayer por internet en el que el artista, visiblemente alcoholizado, dice entre otras barbaridades amar a Hitler, aceleró el proceso de despido en la firma, que el viernes le había suspendido de sus funciones a la espera de que se resolviese una denuncia contra él por insultos racistas y antisemitas.
De pasarela en pasarela, la suerte de Galliano era objeto hoy de las más variadas reacciones en el mundo de la moda de París: de la repugnancia por la gravedad de los insultos proferidos, al parecer en varias ocasiones, a la compasión por el triste estado en el que se encontraba el modisto gibraltareño cuando fue filmado.
Premonitoria, adelantándose al sombrío ambiente -no todos los días cae desde lo más alto, ni por motivos tan graves, una de las glorias de la moda internacional- Fatima Lopes trajo a París una colección Prêt-à-Porter para el otoño-invierno 2011-2012 toda de negro y blanco, símbolo, explicó a Efe, de la lucha del bien y del mal.
"La inspiración original eran los años 60, que quise transformar con toques futuristas", pero ante todo "quería dejar un mensaje positivo en el mundo, ahora que atravesamos un momento tan difícil por todas partes", añadió.
El blanco y el negro "son el bien y el mal, y el verde es la esperanza. Al final, aquí todo termina bien, el mensaje es muy positivo", concluyó.
Además de sus dos colores omnipresentes, que nunca resultaron aburridos, la pasarela de Fatima Lopes, la modista portuguesa más conocida en su país, se llenó de asimetrías, juegos gráficos y transparencias.
A veces muy osadas, para abrir profundos escotes verticales en el delantero de un conjunto pantalón de cuero y minicapa de pieles, o para atravesar con puntillas el lateral y algunas partes del delantero de un vestido de noche o de cóctel, en forma de franjas curvilíneas.
Capas, miniboleros, cuellos de quita y pon, calentadores de tobillos, bajos de alturas diferentes, abiertos en ocasiones por detrás, aparatosas mangas-ánfora, plisados, topos, figuras geométricas y aperturas en los lugares más insospechados, fueron algunas de sus características.
En marcado contraste, el verde de la esperanza llegó, en efecto, al final, en un escotado mono pantalon entallado en la cintura y con gran volumen en las piernas.
Negro también, aunque con algunos toques marrón oscuro y, muy raros, color ladrillo, el modisto asiático Harry Halim, creador de la firma Harryhalim, entró hoy por la puerta grande en el calendario oficial de la moda de París, tras presentar varias colecciones en su agenda paralela.
Su colección consolidó la tendencia abierta por Fatima Lopes a la capa, el cuero, la piel, la asimetría y la inspiración futurista, aquí más puntiaguda, pero con escotes y calados no menos imprevistos.
La inspiración, que aquí pasó también por abundantes pantalones acampanados por detrás, a partir de las rodillas, era muy diferente.
El modisto indonesio de origen chino, que construyó toda su carrera en Singapur hasta llegar a París, trabajó pensando en la diosa griega Átropos, una de las tres moiras, hijas de Zeus y Temis, más conocida por ser la que corta el hilo de la vida con sus temibles tijeras.
Menos mal que poco después las pasarelas de París se llenaron de azul, de toda la paleta de azules, en una colección-puzzle absolutamente poética presentada por la firma Aganovich.
Los estilistas Nana Aganovich y Brooke Taylor la crearon a partir del color, llevados por el deseo de construir un puzzle en cada uno de sus modelos, con piezas de diferentes formas, azules y texturas, adornadas sobriamente con detalles de corte asimétrico y superposiciones de prendas, siempre sobre medias blancas plastificadas.
En el terreno del color, del celeste más suave al marino noche casi negro, con abundantes referencias al jean, pero sobre terciopelo, seda, lana y otras materias nobles, sólo algunos detalles blancos y negros tuvieron cabida.
A los Aganovich hubo también que agradecer el lugar elegido para presentar su colección, los bellos sótanos del Palacio de Tokio, que, a la espera de convertirse en un nuevo centro artístico de vanguardia, acogen en estos momentos una instalación del cineasta israelí Amos Gitai, de visita obligada tras el desfile.
Lola Loscos
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