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Federer triunfa en Madrid por tercera vez y es el rey de la pista azul

EFE

El checo Tomas Berdych sacó lo mejor de Roger Federer, y el suizo se convirtió en primer jugador de esta nacionalidad en ganar tres veces el Masters 1.000 de Madrid, y en el rey de la pista azul, al derrotarle en la final, por 3-6, 7-5 y 7-5.

Federer había anunciado que Berdych sería un gran rival en la final y no se equivocó, porque el checo jugó al máximo nivel por momentos, salvó tres bolas de partido con garra, pero las dobles faltas le mortificaron en el crucial tercer set, donde el suizo utilizó su revés cortado, como un cuchillo, para acabar un partido que parecía interminable.

Roger sumó el cuarto título esta temporada en cinco torneos disputados (Rotterdam, Dubai e Indian Wells), el décimo sobre tierra batida y el 74 en su historial. Se mantiene con una racha de 45 victorias y solo tres derrotas desde que perdió en las semifinales del Abierto de EE.UU. el pasado año contra Djokovic.

Ademas desplazará al español Rafael Nadal del segundo puesto de la clasificación mundial que aparecerá mañana lunes, y compartirá con el de Manacor el liderato en la lista de Masters 1.000 ganados, con 20. Su esfuerzo de dos horas y 37 minutos fue compensado además con un cheque por 585.800 euros.

El partido, presenciado entre otras personalidades por la infanta Elena, que entregó el trofeo a Federer, y la alcaldesa de Madrid Ana Botellla, fue un toma y daca entre los dos jugadores que mejor se han adaptado durante la semana a la rápida y resbaladiza pista azul de la Caja Mágica.

Federer, que ha cedido solo dos sets en sus cinco partidos (uno contra Milos Raonic y el de hoy), comentó a pie de pista que esperaba que esta victoria le ayudase ahora en Roland Garros.

"Felicidades a Federer que con las dificultades del torneo ha sido capaz de demostrar que es un número uno, dijo Berdych, que anunció que si está sin lesiones volverá el próximo año. Tras recibir el trofeo y saludar entre otros al actor estadounidense Will Smith, que le regaló un cuadro con su traje negro enmarcado de su última película, Federer también aseguró que quería volver.

Berdych soñaba con convertirse en el primer checo que ganaba el torneo, once años después de que en la primera edición en el Rockodromo de la Casa de Campo, su compatriota Jiri Novak también alcanzara la final, aunque no saltó a disputarla contra el estadounidense Andre Agassi, por una lesión de cadera.

Berdych jugó un primer set primoroso situándose con una ventaja de 3-0 y cometiendo únicamente dos errores no forzados en todo este parcial, con Federer sin capacidad de respuesta, y el checo acertado en los mandobles de derecha.

Con un tenis muy agresivo y profundo, siempre vertical en ambos lados, disfrutando del mismo poderío con el que acabó con el argentino Juan Martín del Potro en semifinales, el checo dispuso de los dos primeros puntos de set en el octavo juego (5-2), pero Roger los salvó con su servicio. Luego el checo acabó esta manga con un punto con su saque en 36 minutos.

En el segundo, el nivel del primer saque de Federer subió hasta un 74 por ciento y el de Berdych bajó a un 34 por ciento. En eso se apoyó el suizo para situarse con una ventaja de 5-2, y tener una bola de set en el noveno juego que el checo abortó con un gran paralelo, que el de Basilea no atajó de revés con su volea.

Igualados 5-5 Federer conservó su saque a continuación y rompió el de su rival seguidamente, ayudado por la segunda doble falta de Berdych. Un set iguales después de 97 minutos de lucha, y todo por decidirse.

Fue en el octavo juego donde Berdych vivió su martirio particular. Salvó los tres primeros puntos de rotura con saques, uno de ellos con un directo a 215 kilómetros por hora, pero luego cometió dos dobles faltas seguidas que le destrozaron.

Con 5-3 y servicio, Federer se preparó para ganar el título y pocos esperaban la reacción de Tomas, pero el de Basilea no pudo jugar con primeros saques, y el checo forzó con sus restos para recuperar 5-4.

Fue en el duodécimo juego cuando el saque de Berdych se vio de nuevo en peligro. Disparó de nuevo con segundos, y propició las tres primeras bolas de partido de su rival, que salvó de nuevo como pudo. Federer se puso las pilas, corrió más que nunca y en vez de usar la potencia cambió a su mágico cortado, propiciando el error final de Tomas.

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