Este artículo se publicó hace 16 años.
La Feria arranca con la prueba del "alumbrao" y el temor a la lluvia
La 161 edición de la Feria de Abril de Sevilla arrancará esta medianoche con el encendido, en la clásica "prueba del alumbrao", de las 367.000 bombillas que iluminarán esta semana el recinto y con el temor a la amenaza de lluvia, que ya ha aparecido en esta jornada y se puede prolongar hasta el miércoles.
Los sevillanos han ultimado estos días los rituales preparativos antes de que, a la medianoche, se dé el pistoletazo de salida a la Feria de 2008, que ocupa en total un recinto de 1.200.000 metros cuadrados, y comienza oficialmente a medianoche con la tradicional cena del "pescaíto" en sus 1.047 casetas.
El riesgo de lluvia para sus tres primeros días, que, junto al viento, puede deslucir el Real -como se conoce al recinto- y sobre todo sus farolillos, es el principal tema de conversación entre los ciudadanos, después del acuerdo para desconvocar la semana de huelga en los autobuses municipales, a expensas de que los trabajadores de Tussam lo ratifiquen hoy en referéndum.
El alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, ha visitado hoy el Puesto de Mando Avanzado y los dispositivos municipales habilitados para la Feria para dar la bienvenida a esta fiesta, para la que ha aconsejado a los ciudadanos un "moderado consumo de alcohol".
Ha dicho que, pese a un inicio "pasado por agua", los ciudadanos deben "ocuparse de divertirse", sin preocupaciones, porque "miles de personas, durante los últimos meses y días, vienen trabajando muy duramente desde los servicios municipales y públicos".
A medianoche, el encendido de las 367.000 luminarias que llenarán de luz el Real y su portada, con 25.000 bombillas, dedicada este año al Costurero de la Reina, de 45 metros de altura, 50 de frontal y un peso de 180.000 kilos, dará paso a una semana de diversión, fiesta y convivencia.
Previamente, miles de sevillanos y de visitantes empezarán la fiesta con la llamada "cena del pescaíto", reunidos en las casetas para comer pescado frito antes de ver el alumbrado y para disfrutar de las bebidas más típicas de la Feria: el fino, la manzanilla y el "rebujito", mezcla de la manzanilla con refresco gaseoso.
Con sus 1.047 casetas, en su mayoría familiares (526), de peñas (190) o entidades (311), y distribuidas en quince calles con nombres de toreros ilustres, la Feria forma hasta el domingo una pequeña ciudad efímera y autónoma, con todos los servicios públicos y una demanda eléctrica equivalente a la de un municipio de más de 40.000 habitantes.
A partir del martes se podrá disfrutar del paseo de caballos, que el Ayuntamiento ha vuelto a regular para que los carruajes no colapsen el recinto, al que sólo podrán acceder cada día 700 de los 1.400 coches de caballo con permiso, que rotarán según tengan matrícula par o impar.
Como novedades, este año se adelanta el apagado de la iluminación del recinto a las 2.30 horas, en vez de a las 3.00, como medida de eficiencia energética y para adelantar los servicios municipales de limpieza, que, con 385 trabajadores en total, prevén retirar una media de 150 toneladas de residuos al día.
Otras medidas pioneras son un taller dedicado a pequeños de emergencia de trajes de flamenca, gratuito y que pondrá en marcha la empresa Molina en un módulo cedido por el Ayuntamiento, o el reparto de 10.000 pulseras identificativas para niños, con la idea de facilitar la localización de sus padres en caso de pérdida.
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