Escritores y periodistas iberoamericanos festejaron hoy en Guadalajara, con desenfado y humor, una lengua que hermana a 400 millones de personas y que sabe enriquecerse con infinidad de registros de veintidós países distintos.

Convocados por la Fundación del Español Urgente (Fundéu) de México y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la presentación, que llevó por título "¿Cómo chingados se usa el español?", reunió a unos 2.500 jóvenes y curiosos en torno a una mesa formada por cinco amantes de la lengua de Colombia, España y México.

El español Alex Grijelmo, presidente de la Agencia EFE y vicepresidente de la Fundéu España, explicó que una lengua se debe usar como una prenda, pues denota ciertos rasgos de la personalidad de quien la utiliza.

"La ropa nos delata o nos favorece, igual que las palabras que utilizamos", dijo Grijelmo, a quien el moderador, el periodista mexicano Carlos Loret de Mola, presentó como un autor de "libros fascinantes" sobre el idioma español.

Para dar idea de las diferencias en el habla, Grijelmo contó en clave de humor al público una película de cuatro maneras diferentes: como lo haría un delincuente madrileño, un funcionario de los juzgados, un médico legista y un crítico de arte.

Por su parte, el periodista colombiano Daniel Samper se inventó veinte razones para las que sirve el español.

Entre otras, sirve para que nos entendamos 400 millones de personas, para insultar con contundencia ("vete al carajo, guey") y para que nos entretengamos con las diferencias al usar a veces varias palabras ("calzones, pantaletas, cucos, bragas y bombachas") cuando nombramos la misma cosa, dijo.

También, añadió, para que podamos adoptar con la lengua una segunda patria que vaya "desde Borges hasta Cantinflas, desde El Cid hasta Betty la Fea", y "para empuñar con empeño la letra eñe a manera de entrañable enseña de la lengua", agregó Samper.

El autor de libros como "Viagra, chats y otras pendejadas del siglo XXI" subrayó que "millones de personas quieren aprender el español que miles de personas quieren enseñar", lo que da a esta lengua una enorme proyección internacional.

"Si no hablamos correctamente nos va a llevar la chingada", dijo, por su parte, Loret de Mola, quien opinó que los políticos de su país eran "armas de destrucción masiva del español" que se jactaban de cosas inverosímiles.

"Aquí no suben los precios sino hay ajustes en el mercado", "no hay errores, hay imprecisiones", "no hay robo de urnas sino incidencias electorales" y el Ejército "no reprime, contiene" a los alborotadores, ironizó.

Gonzalo Celorio, secretario de la Academia Mexicana de la Lengua, dijo representar a "la parte más conservadora" del idioma, la que "da cuenta de la norma culta", y valoró como algo positivo que la Real Academia Española haya incluido en su diccionario el término "españolismo" para referirse a palabras que sólo se usan en España.

Relató que en esencia los académicos de la lengua tratan de respetar las variedades dialectales, están contra la ignorancia, la "hipercorrección", los artificios usados por corrección política, contra los barbarismos innecesarios y las perífrasis inútiles.

En México "el señor presidente nunca llega: hace su arribo. Todos dormimos pero el presidente pernocta", bromeó Celorio.

Finalmente el novelista, cuentista y columnista mexicano Juan Villoro recalcó como rasgo diferenciador del español frente a otros idiomas que la lengua "ha dado la bienvenida a la otredad".

"No hay ningún problema en el contacto con las otras lenguas", indicó Villoro, quien rindió un tributo en su intervención "al castellano popular".

Así se refirió a los peluqueros y taxistas en pueblos y ciudades como a "tribus complementarias" de renovadores del idioma cotidiano, la primera de ellas sedentaria y la segunda nómada.

También elogió el papel y la influencia de la radio en su generación y habló de los locutores como una especie de "academia informal" de la lengua.