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Ferran Adrià asegura que del diálogo entre el arte y la cocina "van a salir cosas maravillosas"

EFE

El diálogo entre la cocina de vanguardia y el arte "va a ser importantísimo y de él van a salir cosas maravillosas", afirmó hoy el famoso chef catalán Ferran Adrià en la presentación en Londres del libro que le han dedicado el artista Richard Hamilton y el director de la Tate Modern, Vicente Todolí.

"Lo importante, añadió el responsable del restaurante "El Bulli", considerado por la crítica especializada como el mejor del mundo, es no hacer el tonto: que los cocineros no jueguen a ser artistas ni los escultores quieran ser cocineros".

"Comida para pensar, pensar sobre el comer" (en su versión inglesa: Food for thought, thought for food") fue presentado esta noche por Hamilton, Todolí, el artista belga Carsten Höller, el crítico de arte británico Adrian Searle y el director del programa de artes creativas del Instituto Ramon Llull, Borja Sitjà.

El marco fue el restaurante "Double Club", un proyecto de Hoeller, que ha dividido el local en dos áreas, una occidental y otra africana -congolesa, concretamente- tanto a nivel decorativo como funcional, y a diferencia de Sitjà, que reivindicó al chef como un creador catalán utilizando en su presentación la lengua catalana, Adrià se expresó en castellano y fue traducido al inglés.

Adrià se mostró contento, según dijo, de su participación en Documenta, de Kassel (Alemania), criticada en su momento por algunos, y dijo que "es maravilloso ser cocinero, pero el mundo del arte es también maravilloso y yo quería aprender".

Preguntado si le gustaría abrir un restaurante en la capital británica, Adrià contestó negativamente: "Odio a los colegas que dicen a otros lo que tienen que hacer. Yo tengo respeto a los que hacen cosas como (el chef francés) Roël Robuchon, que tiene diez restaurantes con veinticinco estrellas Michelin. Yo no sé hacerlo".

"El Bulli es irrepetible. Es creatividad y no se puede estar en más de un sitio al mismo tiempo. El motor está hoy parado, pero mañana a las doce comenzará mi equipo. Yo llegaré a las tres de la tarde, y estaremos creando cosas nuevas", agregó.

Para Adrià, "El Bulli no consiste en unas simples recetas. La cocina de vanguardia es experiencia. No es un tipo concreto de cocina. Lo difícil es la producción", explicó Adrià, según el cual es "imposible hacer dos servicios al día" en su restaurante.

"Lo más importante son los caminos que se van abriendo, las nuevas técnicas, Antes sólo había un tipo de gelatina, la fría, pero nosotros creamos la gelatina caliente, y con ella se pueden hacer miles de platos. Harán falta varias generaciones para explorar todo lo que se puede hacer con esa gelatina", afirmó.

El director de la Tate Modern, que concibió la idea del libro junto a Richard Hamilton, uno de los pioneros del pop-art británico, expresó su asombro ante el hecho de que cada temporada El Bulli cambie totalmente el menú y Adrià y su equipo hayan concebido ya cerca de 1.500 platos, todos ellos fotografiados en el libro.

Hamilton, por su parte, explicó la evolución del restaurante desde sus comienzos, "cuando era sólo un chiringuito en la playa", y señaló que mirar y degustar la sucesión de platos que componen el menú de El Bulli es una experiencia tan estética como la contemplación de un cuadro.

"Es como una puesta en escena, pero en absoluto pretenciosa", dijo el famoso artista británico.

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