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La ficción histórica cumple la mayoría de edad en la televisión

Un estudio achaca su éxito a que son temas ya tratados en los documentales

MARTA HUALDE

Más de seis millones de espectadores no coincidieron por casualidad en sentarse frente a la televisión para ver 23-F, el día más difícil del Rey. Las ficciones televisivas, como esa miniserie que emitió La 1 a mediados de febrero, viven horas muy altas porque se centran en temas que ya están muy trabajados en el ámbito documental, es una oferta nueva y hablan de épocas conocidas por gran parte de la audiencia. 'Es como una especie de mayoría de edad de determinados temas históricos', explica José Carlos Rueda, profesor de Historia en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Estas son algunas de las conclusiones que se vislumbran en el proyecto La mirada televisiva 1977-2009, financiado por la Comunidad de Madrid y la UCM, en el que Rueda trabaja desde hace un año, junto a su colega de departamento Carlota Coronado y la profesora del Departamento de Historia Raquel Sánchez. De esta forma, primero se establece la historia pública en la televisión, luego se escarba en los puntos más recónditos y, finalmente, el hecho histórico salta a la ficción.

En la actualidad triunfan las series sobre la historia reciente de España, desde el final del franquismo a la transición, que hasta ahora no se había abordado en la ficción y que resulta 'más familiar' a los espectadores, señala Sánchez. 'Se descubre una mina de oro en la que se seguirá trabajando', añade Rueda.

Hacia un ritmo más ágil

Estos especialistas creen que las cadenas que no apuesten por este producto deberían planteárselo en su programación. No obstante, Coronado recalca que el público de estos formatos es de edad elevada y, sobre todo, mujeres. Así, duda de que pueda tener éxito en todas las cadenas, ya que poseen unas señas de identidad y un público diferente cada una.

Estos expertos hablan de tres fases de la ficción histórica en la televisión: entre la segunda mitad de los setenta y la primera de los ochenta, con una voluntad democratizadora de muchas series; a mediados de los años noventa, cuando se asume que Franco está en la historia y se aborda por primera vez de forma canónica y rígida lo que significa la transición, y en la actualidad, cuando se trasladan los referentes de la memoria histórica a la ficción.

Las series de ambientación histórica han pasado así de estar basadas en obras literarias de calidad a otros formatos como la telenovela, al estilo Amar en tiempos revueltos. A su juicio, si ahora se emitiera una ficción con esos parámetros, fracasaría. Ponen el ejemplo de Curro Jiménez, que tiene un ritmo muy lento, frente al actual, más de cine o de videoclip. 'Se busca más entretener', concluye Rueda.

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