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Filipe Luis "no voy a bajar la guardia nunca, volveré a ser mejor que antes"

EFE

El brasileño Filipe Luis, lateral del Deportivo, ha prometido que se recuperará de la grave lesión que sufrió el pasado sábado ante el Athletic de Bilbao, una fractura de peroné con luxación de tobillo, y advirtió de que volverá a la competición "mejor" de lo que estaba.

"No voy a bajar la guardia nunca y volveré mejor que antes", declaró el blanquiazul en su comparecencia ante los medios de comunicación antes de abandonar el hospital USP Santa Teresa de La Coruña, donde fue intervenido en la madrugada del sábado al domingo.

Filipe atendió a los periodistas en la última planta del complejo, adonde acudió en silla de ruedas, con muletas azules en la mano y la pierna derecha inmovilizada con una férula de yeso que tendrá que mantener las próximas cuatro semanas.

El internacional brasileño, que ya se puso de pie apoyado en las muletas y sin tocar con la pierna lesionada el suelo de la habitación del hospital, fue trasladado después a su domicilio por el portero del Deportivo Dani Aranzubia, que ejerció de chófer del jugador.

Filipe afronta ahora un proceso de recuperación que le mantendrá alejado de los terrenos de juego entre cuatro y seis meses.

En la rueda de prensa, tras ser recibido con aplausos por algunas personas que estaban en el complejo, Filipe agradeció todo el apoyo que ha tenido desde la lesión.

El blanquiazul destacó el gesto de sus compañeros en las celebraciones del segundo y tercer gol ante el Athletic cuando levantaron la mano con tres dedos extendidos por el número que lleva en su camiseta, y al final del encuentro, cuando se juntaron en el centro del campo con su elástica.

"Lo de la camiseta me hizo llorar. Al día siguiente, cuando vi los periódicos y las imágenes no podía dejar de llorar. No por la lesión sino por todo eso, por los compañeros que me visitaron, por los mensajes que recibí de miles de clubes", indicó el futbolista, que agradeció las visitas de sus compañeros al hospital.

"No me esperaba que vinieran a visitarme tantos. Había momentos con quince jugadores en la habitación. Sé que voy a pasar momentos difíciles en la recuperación, pero estoy ilusionadísimo", explicó.

"Lo que refleja que estemos arriba en la clasificación es que somos una familia. Me emociona ver al equipo cómo me trató, al entrenador cómo habló en la sala prensa. Con Brayan (Angulo) y (Andrés) Guardado fue lo mismo", señaló.

También le emocionaron las muestras de ánimo que le han llegado de todo el balompié nacional en los últimos días, lo que para él es sinónimo de que "el fútbol español está muy unido". "En un momento como éste no hay rivales. Conocí otra cara del fútbol que me deja muy feliz", dijo.

Filipe tuvo palabras para los aficionados del Deportivo, que corearon su nombre en Riazor en el momento de la lesión y le han apoyado en las redes sociales de Internet y en el foro del club.

"En los próximos meses voy a ser un aficionado más y estoy agradecido. Después de todo lo que pasó en verano (negociaciones frustradas con el Barcelona), olvidarse de eso y apoyarme así, es de agradecer", manifestó.

El jugador deportivista se acordó igualmente del portero del Athletic, Gorka Iraizoz, a quien quitó toda responsabilidad en la acción en la que cayó lesionado, cuando chocó con el guardameta tras rematar un balón que abrió el camino a la victoria del equipo coruñés.

"Agradezco mucho a Gorka que viniera a visitarme. Me emocioné mucho. No tiene nada de culpa. Puede dormir tranquilo. Son cosas del fútbol", señaló.

En el que probablemente haya sido su gol más amargo, Filipe se decantó por rematar con el pie y no con la cabeza porque había fracasado en anteriores ocasiones.

"Le iba a dar con la cabeza, pero me acordé de que había fallado varios goles así y le intenté dar con el pie. Miré a la pelota, pero en ningún momento intenté esquivar al portero. Por lo menos el balón no dio en el palo y se fue, sino que entró y el equipo ganó", apuntó.

A pesar de la gravedad de la lesión, de que el pie giró de forma antinatural y quedó colgando, Filipe se congratuló de no haber sentido dolor.

"Soy afortunado. Cuando vi el pie pensé en el dolor que iba a tener después y soy afortunado porque no me dolió nada, sólo un poco al llegar al hospital porque hay unos baches -dijo entre risas-. En la ambulancia estaba concentrado para que no me doliera. Veía el pie para el otro lado y cuando llegué al hospital dije: quiero despertarme con el pie en su posición. Y así fue", relató.

Filipe aseguró que está centrado "en el presente", indicó que perderse el Mundial de Sudáfrica, al que tenía opciones de ir, y lo que resta de temporada ahora "es lo de menos" y se marchó como llegó, con una sonrisa y mucho optimismo: "Hoy ya tengo que trabajar. Ya queda un día menos".

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