Este artículo se publicó hace 15 años.
El fiscal pide 18 años para una acusada de guardar el explosivo de unos etarras que murieron en 2002
El fiscal ha pedido hoy 18 años de cárcel para Isabel López Monge, a quien acusa de colaborar con ETA y del delito de depósito de explosivos en relación con el material hallado en el piso que compartía con su pareja y del que se encontraron unas llaves en un coche-bomba en el que murieron dos terroristas en 2002.
Así lo ha anunciado el fiscal Pedro Martínez Torrijos en la segunda y última sesión del juicio que se ha celebrado en la Audiencia Nacional contra López Monge, donde ha explicado que los hechos se remontan a 2002, cuando los etarras Hodei Garralaga y Egoitz Gurruchaga fallecieron en Bilbao al explotar el coche en el que viajaban y que portaba en su interior un artefacto".
El Ministerio Público ha subrayado que entre los restos del coche-bomba la Ertzaintza encontró unas llaves de la vivienda, situada en la calle Licenciado Poza de Bilbao y alquilada a nombre de Íñigo Ripoll (novio de la acusada) en la que se incautaron de explosivo Titadine, 17 detonadores y diverso material para la fabricación de explosivos.
Según ha sostenido Martínez Torrijos, López Monge y Ripoll tenían "pleno conocimiento de las actividades ilícitas que desarrollaban y cedían el uso (del piso) a los dos activistas fallecidos".
La acusada, detenida en Londres y entregada a España el 8 de enero del año pasado, reconoció en la primera sesión del juicio (el 18 de diciembre) que iba "de vez en cuando" a casa de su ex pareja, aunque ha asegurado que "nunca" vio armas o explosivos en el piso.
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