Este artículo se publicó hace 14 años.
El flamenco se pierde en el jardín japonés de Yoko Komatsubara
La unión del piano flamenco de David Peña Dorantes, el taiko -tambor japonés- y la coreografía de la célebre bailarina nipona Yoko Komatsubara ha dado como resultado esta noche un híbrido entre ambas culturas que ha dejado a medias al público de la XVI Bienal de Flamenco de Sevilla.
La propuesta ha recibido el nombre de 'Hibiki' -resonancia en japonés- y venía a celebrar el 40º aniversario de la compañía de Komatsubara, primera introductora del flamenco en Oriente.
Sin embargo, la celebración ha quedado un poco ensombrecida después de casi tres horas de espectáculo en las que no han conseguido despuntar ninguna de las dos tradiciones musicales -el flamenco y la tradicional japonesa-.
El espectáculo, no obstante, ha dado comienzo con la bella composición 'Sur', del lebrijano David Peña Dorantes, que ha compartido su piano con el tambor de Eitetsu Hayasi -primer taiko solista representativo de su país- y un cuerpo de baile formado por bailarinas japonesas, que se han manejado durante todo el espectáculo con castañuelas, batas de cola y diversos palos del baile flamenco.
Dorantes ha continuado dominando el espectáculo, con piezas como 'Sin Muros!', de su último trabajo discográfico -también acompañado por el taiko- y la interpretación de una bulería que ha llevado al baile el cuerpo espigado del bailaor gaditano El Junco, que se ha incorporado de esta manera al espectáculo como figura principal.
A partir de aquí se han sucedido una serie de números, sin argumento, en los que el público sevillano ha visto a un bailaor envuelto en un capote azul de torero bailando una canción tradicional japonesa, o al cuerpo de baile femenino y estrictamente nipón moverse al ritmo de 'La vida breve' de Falla.
Komatsubara se ha decantado por una coreografía excesivamente sencilla, con conceptos muy antiguos y una estética más española que definidamente flamenca.
Una extensa pieza coreográfica con sillas y con todos los bailarines y músicos de manera alternativa en el escenario -se han contado hasta treinta personas- ha puesto fin a la primera parte de 'Hibiki'.
Ha sido la propia Yoko Komatsubara -limitada de movimientos a sus más de setenta años- la que ha dado comienzo a la segunda parte del espectáculo, más flamenca, que ha contado con Juan José Amador y Natalia Marín al cante y la colaboración del bailaor Currillo de Bormujos.
En esta recta final se han bailado a conciencia palos como la seguiriya -a cargo de Komatsubara-, una vistosa serie por guajiras al piano de Dorantes de nuevo y unas alegrías que han devuelto el protagonismo a El Junco.
De nuevo Dorantes ha compartido actuación con el tambor de Eitetsu, al que ha conseguido meter en compás por bulerías, y los taikos han retomado el protagonismo en la recta final del espectáculo, que ha enfriado al auditorio que, por cierto, no llenaba el aforo por completo el Teatro de la Maestranza, con 1.800 butacas.
A pesar de su origen oriental, Yoko Komatsubara es una respetada bailarina y bailaora de flamenco. Estudió ballet clásico y teatro desde pequeña y fue en 1960, tras presenciar una actuación del ballet de Pilar López en Japón, cuando decidió dedicarse al flamenco, y fundó la compañía Sol de España. Se convirtió así en una de las primeras divulgadoras del flamenco en su país natal.
Entre sus espectáculos destacan "Goya: luz y sombra" (1983) y "Yo elegí el flamenco" (1989). Este último se representó en la Bienal de Flamenco de aquel año, en una gala en los Reales Alcázares de Sevilla, donde cosechó un importante éxito. La de esta noche ha sido su segunda actuación en el festival flamenco de la capital hispalense.
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