Este artículo se publicó hace 15 años.
El FMI, relegado a brazo ejecutor del G-20
El nuevo orden financiero trastoca los centros de poder político
Belén Carreño
La Segunda Guerra Mundial marcó el inicio de un nuevo orden internacional de la misma forma que la ya agónica recesión erige ahora los pilares financieros del siglo XXI.
El G-20 ha tomado las riendas de la salida de la crisis, desplazando al G-7 (que se ha quedado como un grupo rancio de países bien de toda la vida) pero también asumiendo el rol que en su día tomaron los 45 países participantes en Bretton Woods (1944).
Uno de los principales frutos de aquella conferencia, destinada a sacar al mundo de su penúltima gran crisis, fue la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI), que, a la postre, se ha convertido también en otro príncipe destronado del olimpo financiero.
Tras la reciente cumbre anual del organismo con el Banco Mundial, celebrada esta semana en Estambul, el papel del Fondo se ha quedado relegado al de un mero brazo ejecutor de las decisiones que toman las 20 economías más poderosas del planeta.
Los países menos desarrollados se quedan de nuevo fuera de juego
El principal órgano rector del Fondo, el Comité Económico y Financiero, se ha limitado a refrendar y suscribir las medidas y estrategias adoptadas hace apenas quince días en la reunión que el G-20 celebró en Pittsburgh (EEUU). Es como si este selecto club, compuesto en realidad por 22 países, si se cuenta a España y Holanda, se hubiera convertido en el Consejo de Ministros de la economía mundial y los 186 países que componen en la actualidad el FMI formaran un parlamento que, bajo el peso de la mayoría absoluta (el G-20 representa a casi el 90% de la economía del planeta), se limitara a sacar adelante las propuestas del Ejecutivo.
Países emergentesBajo este nuevo papel del Fondo, los países integrantes luchan por ganar un terreno más relevante dentro de este improvisado Congreso. España, que lleva meses forcejeando para pasar a ser un miembro oficial del club de los veinte, lucha ahora por incrementar su presencia en el Fondo bajo la misma premisa con la que se batió por una plaza en la cumbre de Londres del pasado abril: su peso en la economía mundial es mucho más relevante que el que le confieren los estatutos del organismo.
Brasil, India y China pelean por el peso que se merecen
La batalla de España, que se considera un país infrarrepresentado, colisiona con los intereses de los países menos desarrollados, aquellos que precisamente escapan al colegio del G-20 y que pugnan por aumentar sus derechos de voto, y también con las grandes economías emergentes.
Brasil, India y China recuerdan que 65 años después del reparto del control financiero del mundo las cosas han cambiado, y mucho. Estados Unidos, que debido a su peso en el Fondo tiene de facto derecho de veto en el organismo, es visto como el culpable último de los males que aquejan al mundo y por primera vez en casi un siglo sus socios económicos le han plantado cara. "Nuestro papel en el mundo cambiará en los próximos años", asumía el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, durante el encuentro.
Tanto es así que en los pasillos del organismo se ha mencionado un anatema, el de actuar de forma concertada para subir la cotización del dólar, actualmente en niveles muy bajos, lo que dificulta la recuperación de muchas economías en desarrollo.
Tasa TobinEl mundo ha plantado cara a EEUU y a su intocable dólar
Los nuevos tiempos también han hecho resonar en los pasillos del Fondo la idea del Nobel de Economía James Tobin de crear una tasa para los bancos, algo impensable hace tan sólo un par de años. Tanto, como que una de las ruedas de prensa oficiales de la cumbre concluyera al ritmo de Hasta siempre, Comandante Che Guevara.
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