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Francia diluye su plan de restringir el burka, según medios

Reuters

Francia va a introducir una prohibición del velo islámico que cubre todo el rostro en ciertos edificios públicos, pero sin que llegue a ser una restricción más amplia que pueda violar el derecho a la libertad religiosa y profundizar una disputa en el seno del Gobierno, informaron el miércoles varios medios.

Una investigación parlamentaria acerca del niqab y el burka, que el presidente Nicolas Sarkozy dijo que no son bienvenidos en Francia, publicará sus recomendaciones el próximo mes y muchos esperan que se llegue a un acuerdo de compromiso.

"Ocultar permanentemente la cara en espacios públicos no es una expresión de la libertad individual", dijo Jean- François Cope, líder parlamentario del partido UMP de Sarkozy, en un artículo de opinión publicado en el diario Le Figaro.

"Es una negación de uno mismo, una negación de otros, una negación de la vida social", agregó.

Pero una prohibición total podría hacer frente a ciertos obstáculos legales. La prohibición de construir minaretes en Suiza, por ejemplo, se ha llevado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Y puesto que el Gobierno de Francia ya afronta discrepancias internas sobre la campaña para tratar la identidad nacional, una iniciativa que ha sido acusada de racista, una ley sobre el burka sería difícil de vender.

DERECHO A LLEVAR VELO

El ministro de Trabajo, Xavier Darcos, dijo que se opone a la idea de "policías de uniforme multando a mujeres por llevar burka", según le citó el diario Le Monde. Se estima que sólo unos pocos cientos de mujeres llevan un velo que cubre toda la cara en Francia.

En cambio, el Gobierno buscará prohibir el atuendo en edificios públicos como ayuntamientos u oficinas policiales, donde puede citar cuestiones de seguridad, sostuvo.

Para algunos, la idea de una ley sobre vestimenta es ridícula.

"Todos tienen el derecho a usar lo que quieran", dijo el miércoles una mujer francesa de ascendencia marroquí llamada Kenza en una entrevista con el canal BMF.

Vistiendo un niqab negro que sólo dejaba ver sus ojos, contó que había empezado a llevar esta prenda hace 10 años como parte de su fe musulmana y que había sentido un aumento de los insultos y ataques verbales desde que el debate público acerca de la prohibición estalló este verano.

El debate sobre la identidad nacional ha derivado en peleas públicas en reuniones locales y mordaces comentarios en foros de Internet patrocinados por el Gobierno acerca del papel del islam en Francia, donde vive la mayor comunidad musulmana de Europa.

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