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El futuro de la UE, de nuevo en manos de Irlanda

Reuters

La esperanza de la Unión Europea de tener una mayor influencia global descansaba el viernes por segunda y última vez en Irlanda, que votaba en un referéndum que podría hundir a los Veintisiete en una crisis si vuelve a inclinarse por el "No".

Los sondeos informales a pie de urna en Dublín, donde vive una cuarta parte de la población irlandesa, parecían mostrar que el electorado optaba por ratificar el texto que rechazó el año pasado. El resultado final se conocerá el sábado.

La participación se animó a medida que avanzaba el día, cuando los irlandeses acudieron a las urnas después del trabajo.

"Los sondeos a pie de urna muestran desde luego un cambio hacia el voto del 'Sí', sobre todo en las zonas de clase trabajadora y los barrios menos favorecidos, que la última vez optaron en masa por el 'No'", dijo a Reuters un responsable del partido en el poder, el Fianna Fail, en Dublín.

Tradicionalmente, una participación por encima del 50 por ciento está vista como algo positivo para los proeuropeos, pero las autoridades recordaron que el año pasado fue relativamente elevada, y que la gente podría votar para castigar al Gobierno.

Europa cuenta con que los tres millones de votantes irlandeses ratifiquen el Tratado de Lisboa después de que el país, que representa menos del uno por ciento de los casi 500 millones de habitantes de la UE, causara una conmoción y retrasara la introducción de la reforma de su Constitución el año pasado con un sorprendente rechazo.

Irlanda se aseguró unas concesiones de Bruselas, y existe el temor de que un segundo rechazo aislaría al país en un momento de grave recesión.

"En una recesión necesitamos formar parte de la UE y de un panorama más amplio", dijo la agente de bolsa Lynda O'Brien.

El primer ministro Brian Cowen, que podría perder el cargo si cosecha una segunda derrota, ha advertido que un rechazo podría suponer el éxodo de la inversión extranjera y ha instado a la gente a dejar a un lado sus sentimientos hacia él cuando vayan a votar.

Pero sus peticiones han encolerizado a muchas personas que afrontan una situación complicada con desempleo, altos impuestos, y la posible perspectiva de menores pagos de la seguridad social en el próximo presupuesto austero.

"No voy a cambiar mi opinión respecto a la última vez. Un 'No' significa 'No'", dijo Ron Rusell, de 42 años, en la céntrica calle O'Donnell, en Dublín.

PRESIÓN SOBRE PRAGA Y VARSOVIA

El Tratado de Lisboa, diseñado para agilizar la toma de decisiones en la UE mediante la fijación de una presidencia a largo plazo y de un jefe de Política Exterior más fuerte, necesita ser ratificado por los 27 estados miembros para que entre en vigor.

Un segundo rechazo retrasaría la integración de la UE y más expansiones, ya que tanto Francia como Alemania han dicho que no aceptarán más miembros hasta que el tratado no entre en vigor, a la vez que debilitaría el euro y abriría la posibilidad de una Europa de dos velocidades.

Además, un "Sí" irlandés presionaría a los presidentes euroescépticos de Polonia y República Checa para que firmen las leyes que ratifican el tratado.

El presidente polaco, Lech Kaczynski, dijo que estaba dispuesto a ratificar el tratado si Irlanda vota "Sí" pero su homólogo checo Vaclav Klaus retrasará su aprobación hasta que el Tribunal Constitucional resuelva un recurso presentado por 17 senadores contra Lisboa.

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