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El G-7 ve posible una recuperación este mismo año

Varias voces piden un nuevo plan de estímulo fiscal, pero Trichet es reticente

AGENCIAS / PÚBLICO

El optimismo ha llegado al G-7 (las siete economías más ricas del planeta) cuyos ministros de Finanzas se reunieron ayer en Washington con los gobernadores de los principales bancos centrales para evaluar la marcha de los compromisos de la cumbre de Londres. La conclusión del G-7 es que ya se atisban algunas señales del final de la crisis, que creen puede llegar a finales de este mismo año, aunque lasituación económica sigue siendo muy débil. Esta idea choca con las previsiones del FMI , que cree que las principales economías no saldrán de la crisis hasta 2010.

Junto a esta positiva perspectiva, también se escucharon en los pasillos de la cumbre voces que piden un nuevo paquete de estímulo fiscal para impulsar definitivamente la actividad. El comisario de Asuntos Económicos de la UE, Joaquín Almunia, reconoció ayer antes del encuentro que Bruselas 'no descarta, si es necesario' adoptar un nuevo paquete de medidas de estímulo, en el que no podrían participar todos los países miembros ya que algunos no tienen más margen fiscal.

El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, es muy reticente a esta posibilidad y pide esperar a ver cómo funciona las medidas comprometidas (y las todavía no adoptadas) por el G-20. Desde el FMI se oyeron ayer también voces que animaron a Europa a lanzar a políticas menos 'ortodoxas' que las acometidas hasta ahora.

'Tenemos razón en estar algo animados, pero sería equivocado concluir que estamos cerca de salir de la oscuridad que ha descendido sobre la economía global a principios del pasado otoño', dijo en un comunicado el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner.

Fue una evaluación menos sombría que la que el G7 dio en su última reunión oficial, en febrero, cuando advirtieron que la severa desaceleración persistiría durante la mayor parte de 2009 y no hicieron mención a señales prometedoras de estabilización.

'Los datos recientes sugieren que el ritmo de declive en nuestras economías se ha desacelerado y están surgiendo algunos signos de estabilización', concretó el G-7 en su comunicado final.

'Seguiremos actuando, como es necesario, para restablecer el crédito, dar apoyo de liquidez, inyectar capital dentro de las instituciones financieras, proteger los ahorros y depósitos y tratar con los activos afectados. Reafirmamos nuestro compromiso de tomar todas las medidas necesarias para asegurar la solidez de las instituciones importantes sistemáticamente', agregó.

El G7, compuesto por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, se reunió un día antes que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial comiencen sus reuniones bianuales. El más amplio G-20, que incluye economías emergentes como China e India, comenzó su reunión después de que el G7 y Geithner dijeran que la agenda sería similar.

El G-7 ha estado bajo una presión cada vez mayor para acelerar los esfuerzos de liberar a los bancos de activos tóxicos que han estancado el flujo del crédito y hundido a la economía global en su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.

'Si no arreglamos los bancos, no arreglaremos la economía', dijo el ministro británico de Finanzas, Alistair Darling, quien sostuvo que la naciones del G-7 y el G-20 también deben cumplir las promesas para reforzar los recursos de los organismos financieros globales.

El Fondo Monetario Internacional instó a las naciones ricas a priorizar el arreglo del sector financiero, debido a que la economía mundial no puede recuperarse plenamente, a menos que el crédito fluya.

'El FMI está absolutamente en lo correcto cuando pide a los países tratar los activos tóxicos, debido a que la transparencia es vital para la recuperación', dijo Mario Draghi, jefe de la Junta de Estabilidad Financiera, un nuevo grupo fortificado, diseñado para coordinar la reforma regulatoria global.

El Fondo ha calculado que las pérdidas de instituciones financieras en todo el mundo podrían superar los cuatro billones de dólares, aunque algunos responsables europeos han puesto esta cifra.

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