Este artículo se publicó hace 15 años.
Los galácticos del pueblo
El día después del Alcorcón termina en fiesta ante miles de vecinos
A mediodía, los teléfonos no se cansaban de sonar en el Ayuntamiento de Alcorcón. "Acabo de atender a una emisora de radio de Colombia", señalaba Enrique Cascallana, el alcalde, que por la tarde escuchó a varios jugadores del club, en la recepción que les ofreció el Ayuntamiento, pedirle una de esas 3.000 viviendas públicas, "entre 113.000 y 123.000 euros", que se sacarán el próximo año.
"Pero ya estoy acostumbrado", señala, "porque es lo que siempre me piden los chicos". En el día después no fue diferente, porque la necesidad no culpa a la emoción. Y, como dice Julián Villena, uno de los directivos del club, "nosotros sabemos que esto es una excepción y que mañana los medios dejarán de llamar y que, al final, lo que te queda es el día a día".
Los jugadores pidieron viviendas al alcalde, pero se fueron con un reloj
Pero antes de volver al cuartel, queda una preciosa narración por hacer. A las seis de la tarde, en la Plaza de España se reunieron miles de corazones que desafiaron a la humedad de la noche. Es algo que sólo pasa en Navidad, con la cabalgata de reyes. Por eso el delantero Borja despegó el sentimiento al bajar del autobús. "Es increíble la que hemos liado". Aún estaba viva la ovación en la calle Mayor, las bufandas amarillas o el imborrable recuerdo. Después, la banda de música acompañó a las promesas de los futbolistas desde el balcón del Ayuntamiento. Hacía frío, pero hubo gente de todas las edades, hasta ancianas, como Eugenia, que llegaron a la ciudad en mayo de 1974, un día después de que el Atlético de Luis Aragonés perdiese la final de la Copa de Europa frente al Bayern. "¿Quién me iba a decir algún día que el Alcorcón eliminaría al Madrid?".
Natalia es más jovencita, estudia en el Instituto Prado de Santo Domingo y no perdía de vista a Juanma, "el portero que es tan bueno como Casillas". Después, peleó en vano por las camisetas que tiraron los jugadores desde el balcón. Pero no pasa nada, llevaba 50 euros para comprarse una en la tienda oficial del club. El dinero se lo ha dado su padre, un prejubilado de Telefónica que también le habla a la muchacha de Borja. "Dice que es muy bueno".
Domingo Vaquero apela a un pasado más lejano. Socio número dos del club, recuerda aquella mañana de 1971 en la que se enteró de que "el Alcorcón necesitaba 50 socios para nacer" y se matriculó junto a sus hijos.
Alcorconeros de todas las edades salieron a la calle a celebrarlo
Había que hacer número. Eran los años setenta. Alcorcón era una ciudad que empezaba y mandaba la gente joven venida de Extremadura y de La Mancha. Uno de ellos fue Julián Villena, que llegó de Tomelloso con 21 años. Hoy, es empresario de la construcción y asegura que esta ciudad, ya con universidad pública y privada, "no es ni sombra de lo que era". Entonces había múltiples descampados y no se imaginaban los centros comerciales de hoy ni la Fuente de los Cantos, que en la noche del martes olvidó el silencio. Había demasiado que celebrar. El martes, a las doce y media de la madrugada, el alcalde continuaba en una emisora de radio. La pregunta era clara: ¿cambiará esto la vida de la ciudad?
El color amarillo presidía el paseo del equipo por la calle Mayor
Son 180.000 los habitantes de Alcorcón, entre los que ya jamás habrá indiferencia por el fútbol. Hasta los inmigrantes de los locutorios se preguntan qué ha barnizado la ciudad de amarillo. Y entonces se habla de Juanma, de Ernesto o de Borja. Y el alcalde les reconoce el favor que le han hecho a la ciudad. "De repente, todo el mundo habla de nosotros y ya no habrá excusa para que la gente sepa que aquí tenemos el Centro de Creación de las Artes".
Es el discurso que Cascallana repite durante todo el día, el más mediatico que se ha vivido nunca en el Ayuntamiento. En la recepción de la tarde se regaló un reloj conmemorativo a cada uno de los héroes. "Aunque hubiésemos perdido, se iba a hacer igual", comentaba Jacinto Lobo con Anquela, el entrenador, y Nicolás Rodríguez, el director deportivo, por la mañana en el estadio. Eran los únicos que estaban. Los jugadores tenían el día libre. Desde ahora, el 10 de noviembre es fiesta en Alcorcón.
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