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García de la Concha afirma que "Delibes era un gran cronista de humanidad"

EFE

El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, disfrutaba de la amistad de Miguel Delibes desde hacía 40 años, y hoy se emocionó varias veces al recordar la figura de quien fue "un gran cronista de humanidad", que plasmó en su obra "la esencia de una manera de ser, de pensar y de vivir".

En declaraciones a Efe, García de la Concha manifestaba cuánto siente "no poder acompañar a Miguel en su último paseo funeral por Valladolid". Se lo impide "una pequeña dolencia" que lo tiene inmovilizado en Salamanca y que se le acentuó "con el dolor de la tragedia" del terremoto de Chile.

Desde que lo conoció hace 40 años, Delibes le abrió "las puertas de su casa y de su amistad de par en par". Lo consignó con esas mismas palabras en la dedicatoria del libro que al escritor más le gustaba, "Viejas historias de Castilla la vieja", y que el director de la RAE conserva "como un recuerdo entrañable".

El autor de "Cinco horas con Mario" no iba mucho por la Academia, por motivos de salud, pero García de la Concha aseguraba hoy -"y no es tópico de obituario"- que "Miguel seguía de cerca, paso a paso, todas las actividades de la Academia".

Hace algún tiempo, Arturo Pérez-Reverte propuso que se celebrara un pleno extraordinario de la RAE en la casa de Delibes, "para estudiar allí algunas de esas palabras castellanas que él ha rescatado y ha hecho vivir para siempre en sus escritos".

Lo intentaron a través de Elisa Delibes, hija del escritor, "que ha cuidado de Miguel como un ángel". Al novelista le entusiasmó la idea, "pero, ya achacoso, no pudo ser".

"Arturo me interpelaba jueves tras jueves (día de sesión plenaria en la Academia) y, después, nos quedó el dolor de no haber podido celebrar lo que sin duda hubiera sido una de las reuniones más hermosas de la historia académica", le decía a Efe García de la Concha, con la voz quebrada.

"Muy emocionado", hoy, al recordar "la humanidad excepcional de Delibes" -"el hombre está en el centro de su obra", decía-, García de la Concha contaba cómo quiso que el autor de "El hereje" volviera a la Academia, y "la ocasión mejor" se la ofreció la presentación oficial de la Nueva Gramática, cuya gestación el escritor vallisoletano "había seguido con extraordinario interés".

La Gramática se presentó el pasado 10 de diciembre en una sesión presidida por los Reyes. Delibes tenía que dirigirse "en nombre de los escritores españoles a todo el mundo hispanohablante, de la misma forma que Mario Vargas Llosa habló en nombre de América".

A pesar de su enfermedad, el escritor aceptó grabar un vídeo en su casa, y hasta Valladolid se fue García de la Concha "con dos cámaras".

El escritor "tenía encima de la mesa abierta la 'Nueva gramática' y decía que era extraordinaria", y estaba muy satisfecho por "la cantidad de veces" que él aparecía en los ejemplos de esta gran obra. "Aquí está desde un pueblo de Castilla hasta un pueblo de los Andes", le decía Delibes al director de la RAE.

Delibes tenía abierto también en su despacho un periódico. "¡Qué símbolo: una gramática y un periódico!", recordaba el director.

Mientras preparaba la grabación, Delibes le fue preguntando "por todos los académicos", y con sus palabras sobre cada uno de ellos "fue haciendo una galería de retratos".

La voz de Delibes en esa grabación parecía "como la de una campana de una ermita de cualquier lugarejo castellano de esos que él quería tanto. Era una voz cascada, pero una voz cargada de historia y de emoción".

En aquel vídeo, que dio lugar a uno de los momentos más emocionantes de la presentación, Delibes dijo que esa Gramática era "la del español de todo el mundo", pero también era la que él aprendió de niño y la que enriqueció "oyendo hablar a los viejos desdentados en cualquier plaza de Castilla. Y qué bien que esta gramática vuelva a su origen, al pueblo", rememoraba el director.

"Allí estaba en esencia el Miguel de 'Viejas historias de Castilla la Vieja', y en sus palabras desfilaron esos hombres de quien él recogió la esencia de una manera de ser, de una manera de pensar, de una manera de vivir".

"Lo que me queda es ese último retrato del último Miguel, en el que él supo compendiar de forma tan perfecta, como en un testamento, toda esa doctrina que incorporaba a su vida y a sus libros, porque, en definitiva, él fue un gran cronista de humanidad", añadió.

A García de la Concha le parece magnífico que, en las calles de Valladolid, hayan puesto fragmentos de "El hereje", la última novela de Delibes, y una obra, cuyas páginas finales -"en concreto la muerte del hereje en la hoguera"- "están entre las más hermosas de la historia de la literatura de todos los siglos".

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