Este artículo se publicó hace 16 años.
García Roure se estrena como director con un retrato real de enfermos mentales
El director español Abel García Roure ha retratado la realidad de los enfermos mentales en la película "Una cierta verdad", su primer trabajo en el largometraje y que se ha estrenado hoy en sección oficial de la 53 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
"El objetivo era reflejar la enfermedad en su conjunto", ha declarado el realizador en una rueda de prensa tras la proyección del filme, una crónica documental de seis personajes que se cruzan en un mismo centro de salud mental situado en el extrarradio barcelonés, el Hospital Parc Taulí de Sabadell.
Todos comparten un mismo sufrimiento: padecen psicosis grave, un trastorno dentro del que se incluyen enfermedades como la esquizofrenia y la paranoia.
Mediante el testimonio de médicos y pacientes, la película retrata "parte del sufrimiento de la enfermedad, el padecimiento de no poder contárselo a nadie", ha detallado Abel García Roure, quien ha definido este proyecto como "cine en directo".
Tras dos años de trabajo en el Hospital Parc Taulí de Sabadell, donde grabó a unos veinticinco enfermos mentales, García Roure seleccionó a seis de ellos para reflejar que "no son personas excepcionales" y que cualquiera puede padecer la enfermedad.
"Primero es un trabajo antropológico que se ha convertido en un proyecto de cine", ha aclarado el cineasta barcelonés antes de explicar que el proceso consiste en "partir del material bruto de la realidad y luego articularlo en la producción".
"Es un interés por dar libertad a la creatividad", ha subrayado el autor del mediometraje "El enigma" (2005) y del documental "Apuntes para un retrato/José Luis Guerin" (1998).
En la película, la cámara acompaña, entre otros enfermos, a Javier, quien lleva veinte años con alucinaciones auditivas y delirios sobre temas cósmicos, que desconfía de los médicos y de sus familiares y se niega, en un principio, a tomarse el tratamiento porque lo considera dañino.
Bernat es otro de los pacientes que ha querido participar en este proyecto. Él reflexiona sobre las reacciones sociales que se producen cuando se desvela el padecimiento de la enfermedad.
García Roure ha destacado la relación de complicidad tanto con el equipo de profesionales como con los pacientes ya que "hemos intentado que fuera un diálogo con ellos".
La película "no tiene una voluntad polemista" ya que las personas que aparecen en la cinta son "capaces de tomar decisiones en su día a día", ha explicado el director.
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