Este artículo se publicó hace 13 años.
El Gobierno cubano prepara leyes para autorizar la compra-venta de coches y casas
El presidente cubano, Raúl Castro, anunció hoy que su Gobierno prepara leyes para autorizar la compra y venta de automóviles y casas entre particulares, dentro del proceso de reformas y actualización del modelo económico y social que impulsa en la isla.
"Se encuentran en fase avanzada las normativas jurídicas asociadas a la compra-venta de viviendas y de automóviles", indicó Castro en su discurso de apertura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el Palacio de Convenciones de La Habana.
El mandatario y segundo secretario del PCC dijo que también se preparan normativas para otorgar créditos bancarios a los trabajadores del sector privado y "a la población en general".
Además, se prevé ampliar los límites dispuestos para la entrega de tierras ociosas en usufructo a los productores agropecuarios que tengan "resultados destacados".
Castro se refirió a esos temas al presentar el informe central del VI Congreso, en el que profundizó en aspectos de su plan de reformas económicas para superar la crisis del país, contenido en el documento "Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución".
Reiteró que la "actualización económica" requerirá modificaciones en la normativa cubana e incluso ajustes en la Constitución de Cuba, que se propondrán "en su debido momento".
El plan de ajustes económicos ha llegado al VI Congreso del PCC tras un proceso de debate ciudadano, con la celebración en los últimos meses de 163.000 asambleas en todo el país en las que han participado un total de 8,9 millones de cubanos.
Según resaltó Raúl Castro, en ese debate popular el aspecto que ha levantado más polémica ha sido la propuesta de eliminación de la cartilla de racionamiento, una medida que su Ejecutivo se ha propuesto implementar de forma ordenada.
Vigente desde 1962, la cartilla entrega a precios simbólicos una serie de productos básicos a los 11,2 millones de habitantes del país, entre ellos granos, azúcar, huevos, arroz, aceite y pan.
"Dos generaciones de cubanos han pasado su vida bajo este sistema de racionamiento que, a pesar de su nocivo carácter igualitarista, brindó durante décadas a todos los ciudadanos el acceso a alimentos básicos a precios irrisorios altamente subsidiados", señaló Castro.
El gobernante insistió en que la cartilla se ha convertido con los años en "una carga insoportable" para la economía, al tiempo que no estimula el trabajo y genera "ilegalidades diversas".
En ese sentido, subrayó que su supresión no constituye "un fin en si mismo ni puede verse como una decisión aislada", sino que será una de las "principales medidas que será imprescindible aplicar para erradicar profundas distorsiones" en la economía y la sociedad.
No obstante, destacó que "a nadie en su sano juicio en la dirección" del país se le ocurriría "decretar de golpe" la eliminación de la cartilla sin crear antes las condiciones para ello.
Precisó que la cuestión de la cartilla de racionamiento se relaciona con otros problemas como la productividad del trabajo, la situación de los precios, los salarios, la unificación monetaria y el fenómeno de la "pirámide invertida".
No obstante, "la revolución no dejará a ningún cubano desamparado y el sistema de atención social se está reorganizando para asegurar el sostenimiento diferenciado y racional de aquellos que realmente lo requieran", apuntó.
Castro repasó la marcha de otras medidas como la reducción de plantillas en el sector estatal, cuyo ritmo estará determinado por la capacidad del país para crear condiciones para su despliegue.
Sobre la ampliación del sector privado, aseveró que "está llamado a convertirse en un factor facilitador para la construcción del socialismo en Cuba" ya que permitirá al Estado "concentrarse" en elevar la eficiencia y "desprenderse" de actividades no estratégicas.
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