Este artículo se publicó hace 14 años.
El Gobierno estudia declarar el estado de excepción en la capital de Tailandia
El Gobierno de Tailandia decidirá hoy en una reunión de urgencia si declara el estado de excepción en Bangkok, donde más de 80.000 detractores exigen en las calles la inmediata disolución del Parlamento y elecciones anticipadas.
La medida da al Ejército poder para hacerse con el control de la seguridad en la capital en el caso de que se produzcan disturbios, prohíbe reuniones pública, y autoriza además el cierre de aquellos medios de comunicación locales que las autoridades consideren que incitan a la violencia.
La Policía calcula que el número de "camisas rojas", llamados así por el color de su indumentaria, alcance los 100.000 debido a que continua afluencia de manifestantes al lugar de la concentración, situado en el caco viejo de la metrópolis.
La víspera, los cabecillas de la protesta organizada por el Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma del ex primer ministro depuesto Thaksin Shinawatra, dio un ultimátum al jefe del Ejecutivo, Abhisit Vejjajiva, para que durante el día de hoy anuncie la disolución del Legislativo y la celebración de elecciones anticipadas.
"Si el primer ministro (Abhisit Vejjajiva) no disuelve el Parlamento el domingo, tomaremos nuevas medidas. Estamos planeando marchar a lugares claves que pertenezcan a aquellos que detentan el poder", dijo a la prensa Jatuporn Prompan, uno de los líderes de la protesta.
"Queremos que devuelva el poder al pueblo", sentenció este cabecilla, que a su vez aseguró que las protestas se desarrollarán de manera pacífica y que no tratarán de ocupar la sede del Gobierno o los aeropuertos.
A primeras horas del día, se reanudó el flujo de familias enteras que ataviadas con prendas de color rojo se sumaron a la protesta, que de momento, se centra en una zona de la parte vieja de la urbe, donde la organización ha levantado un escenario, e instalado puestos de camisetas, comida y bebida.
Decenas de seguidores de Shinawatra procedentes del norte y el noreste del país llegan a la capital en caravanas de coches y hasta en barco por el río Chao Praya, que cruza la capital tailandesa.
Las calles de la capital permanecen en tensa calma, aunque se pueden escuchar los bocinazos que dan grupos espontáneos de vehículos, sobre todo taxistas, para expresar su apoyo a Shinawatra, depuesto mediante un golpe de Estado militar en 2006.
Las autoridades han desplegado en Bangkok más de 50.000 policías y militares para evitar que se repitan incidentes similares a los ocurridos el pasado abril, cuando dos personas murieron y más de 120 resultaron heridas durante otra protesta de los "camisas rojas".
Shinawatra, un ex policía que se convirtió en magnate de la comunicación, consiguió ganarse a las clases bajas y el medio rural del norte y el noreste con un discurso populista, así como la ampliación de los servicios sanitarios y prestamos a bajo interés.
Siempre contó con la oposición de la mayor parte de las clases medias urbanas, así como la elite cercana a la monarquía y el Ejército.
El pasado febrero, el Tribunal Supremo se incautó de 1.391 millones de dólares del total de 2.315 millones que el Estado ordenó inmovilizar en las cuentas de Shinawatra y las de sus familia tras la asonada por presuntas irregularidades.
Esta manifestación es otro episodio de las crisis que arrastra Tailandia desde la asonada contra Shinawatra, quien se dirige a sus seguidores por videoconferencia desde el exilio.
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