¿Qué busca el movimiento de la Sorbona y las otras universidades en huelga?

Consiste en frenar unas reformas de inspiración anglosajona, en oponerse a un tipo de organización que no funciona. De ahí que la protesta supere todos los puntos de vista ideológicos. Cuesta creerlo, pero estamos inmersos en una pesadilla desde hace meses. Si el Gobierno quisiera destruir la universidad, no lo haría de otra manera. En las universidades francesas, son mayoría las personas de clase modesta y las mujeres. Las élites estudian en las Grandes Ecoles (Grandes Escuelas) y pasan olímpicamente de la universidad. De ahí que no les preocupe la desesperación de nuestros estudiantes.

¿Cuentan con el apoyo de la mayoría de los estudiantes?

Esta huelga ha alcanzado niveles de apoyo nunca antes vistos en las diferentes universidades que componen La Sorbona. Si la movilización resiste a todas las presiones políticas y mediáticas, es porque hemos construido un movimiento democrático.

¿Qué le responde al primer ministro, François Fillon, cuando habla de una minoría que secuestra las clases al bloquear las facultades?

El lenguaje es maravilloso. ¿Qué hacer? Depende, no sé, bostezar, reír o llorar. Comparar a la mayoría de los profesores de La Sorbona con secuestradores a mí me produce más bien risa. Los profesores de La Sorbona son gente inofensiva que, precisamente, propicia asambleas en las que la razón pura se manifiesta. Ya ve, la simple idea de Fillon me pone burlón.

¿En qué punto se encuentran las negociaciones con el Gobierno?

¿Dónde y cuándo hubo negociaciones? Si se refiere a los encuentros más o menos cordiales, no se puede hablar de negociación. Nunca hubo. Si hubiera habido, no habría huelgas. El Gobierno convoca comisiones y excluye a los principales actores del movimiento. En realidad, las comisiones convocadas por el Gobierno sólo estudian las modalidades de aplicación de la contrarreforma.

¿Cómo calificaría usted la actitud del Gobierno?

Personalmente, creo que el Gobierno sabe lo que hace. Quiere conseguir lo que ya se ha hecho en tantos países; lo que ningún pueblo ha querido y no quiere: la privatización de la educación. Por eso despierta más interés nuestro movimiento allá donde ya se sabe lo que significa la venta del saber. Como la agresión es mundial, tenemos que luchar todos juntos, más allá de nuestras fronteras.