Este artículo se publicó hace 15 años.
Goyo Montero dice que "dedicarse a la danza en España es un puro sufrimiento"
"Dedicarse a la danza en España es un puro sufrimiento, algo casi imposible por la falta de infraestructuras y de apoyo a los bailarines". Así de sincero se muestra el coreógrafo español Goyo Montero, director del Ballet Nacional de Nuremberg (sur de Alemania) desde el año pasado.
En una entrevista con EFE, el bailarín comenta sus inicios, sus próximos proyectos, su dilatada trayectoria profesional y su última producción "La Bella Durmiente", que estrena esta noche versionada para el público de Nuremberg.
Nacido en Madrid en 1975, Montero pisó su primer escenario en el Teatro de La Zarzuela con sólo 14 primaveras, aunque su verdadero debut profesional fue a los 17 años en el English National Ballet de Londres.
De padres también bailarines, Montero conoce a fondo el esplendor y las miserias de la profesión; "Lo peor es que la situación de la danza en España lleva siendo así durante años", critica de forma rotunda.
Entre sus logros, está el haber sido invitado a actuar en prestigiosos ballets y en galas de todo el mundo, como los Festivales de México, Australia o Tokio, aunque es principalmente en Alemania donde el artista ha conseguido hacerse con un hueco permanente.
"Es un país estupendo para trabajar", señala el bailarín, quien propone que la situación de la danza española mejoraría si se siguiera el ejemplo de "los modelos ingleses, franceses y alemanes de las compañías de teatros, con sueldos fijos y condiciones seguras".
Entre sus maestros figuran nombres como Azary Plisetzsky, Mirta Pla o Lazaro Carreño, aunque él se decanta por su etapa formativa a cargo de Carmen Roche y por su año de estudio en la Escuela del Ballet Nacional de Cuba, experiencias que le marcaron sobremanera.
A pesar de beber del ballet clásico, Montero ha tenido la oportunidad de abarcar muchos otros estilos, al trabajar de la mano de grandes coreógrafos como Uwe Scholz o Ray Barra, entre otros, lo que en él ha resultado en un estilo propio, lo que él mismo denomina "un desarrollo de la base clásica con un lenguaje contemporáneo".
Admirador confeso de Pina Bausch y Jir Killian, tiene claro lo que más le llena de su trabajo: los papeles interpretativos, como el de Mercucio en "Romeo y Julieta" o Basilio en "Don Quijote".
Ha llegado a lo más alto, y su arte ha sido reconocido en numerosas ocasiones, como cuando recibió la medalla de oro y el Grand Prix en la competición internacional de ballet de Luxemburgo en 1996, o cuando fue nombrado mejor bailarín masculino de la temporada 2003-2004 por la Revista de la Crítica de Danza Europea.
"Me siento muy afortunado, pero para mi el reconocimiento más importante fue ganar el V Certamen Latinoamericano de Coreografía, que fue como un regreso a mis orígenes", apostilla.
En su papel como coreógrafo no ha dejado de trabajar duro desde el año 2000, cuando debutara con la obra "Square x7", que representó en la Deutsche Oper de Berlín.
Según explica, lo importante para él a la hora de abordar una nueva producción es decidir qué es lo que quiere contar, con lo que suele comenzar dos años antes a escuchar la música y estudiar el texto, en el caso de que sea dramático.
Aficionado a intercalar a clásicos como Schubert o Bach con cantautores contemporáneos del tipo de Joaquin Sabina o Joan Manuel Serrat, Montero asegura que "cada coreografía te pide una música y es ella la que te elige a ti, y no tú a ella".
No vacila ni un segundo al reconocer que se enamora de todas sus obras, a pesar de que siempre lo está un poco más de la última, pues es aquella que refleja más su forma de ser en ese preciso momento.
En esta ocasión, presenta ante el público alemán "La Bella Durmiente", una nueva versión que está basada en la obra original que ya creó en 2006 para el Ballet de la Generalitat Valenciana, y que también representó después en Florencia.
Con música de Peter Tschaikowski y modificaciones en el vestuario, la escenografía y la dramaturgia con respecto a la original, el coreógrafo madrileño está muy ilusionado por interpretar por primera vez la obra con su nueva compañía de bailarines, a los que dirige desde hace apenas un año y medio.
Por lo demás, entre sus próximos proyectos, está la producción "El Sueño de la Razón", sobre las excentricidades que compartieron Goya y Beethoven, y que tiene previsto estrenar en junio de 2010.
Patricia Baelo
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