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Un gran ambicioso que ha roto su último saco

De la granja de su padre, a dirigir Goldman Sachs y gobernar Nueva Jersey

P. B.

'Nadie va a dejar caer a estos países. Confía en mí, sé cómo funcionan los políticos'. Con esta frase trató de convencer hace apenas unos meses Jon Corzine a un inversor de Wall Street que como muchos había criticado los excesivos riesgos que su última aventura financiera, MF Global, estaba tomando.

Corzine apenas llevaba desde 2010 al frente de esa firma de inversiones especializada en el mercado de derivados. Pero este ejecutivo de 64 años derrochaba a cada movimiento toda la autoconfianza y ambición que sólo se les permite a aquellos que lucen uno de esos currículum de libro de éxitos en EEUU.

Hijo de un granjero de la profunda América de Illonis llegó a conquistar el corazón de Wall Street, y en 1994 se convirtió en el máximo directivo del todo poderoso banco de inversiones Goldman Sachs. Tras perder la batalla del poder con Henry Paulson (que luego fue secretario del Tesoro de EEUU), abandonó la compañía para dedicarse a la política y conquistar el estado de Nueva Jersey, donde fue gobernador desde 2006.

Conocido en el mundo financiero y político por su carácter aguerrido y su ambición, en estos momentos tenía en mente construir su propio Goldman. No iba desen-caminado. Cuando entró en MF Global, la firma, con más de 200 años de historia, era un conocido intermediario en el mercado de derivados. Pero los contactos políticos y las buenas conexiones que todo ex-Goldman tiene en Washington le permitieron entrar a formar parte del selecto club de entidades que la Reserva Federal autoriza a comercializar los bonos del Tesoro estadounidense, y convertirse en una entidad financiera con capacidad de asumir riesgos con su propio dinero. Demasiada ambición que rompió el saco.

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