Este artículo se publicó hace 15 años.
Un grupo que sólo confía en la afición
Abel y sus jugadores piden apoyo en su estreno ante el Apoel
La ansiedad se percibe en el Manzanares. Ni tan siquiera la visita de un rival menor como el Apoel difumina el temor del club a la reacción de la grada. Abel lo sabe y por eso, tras defender a sus jugadores por el ridículo hecho ante el Racing, ayer tendió la mano a la grada: "Pido el apoyo de la afición. Necesitamos a la grada y creo que sabrá responder". Esta vez los experimentos parecen quedarse en el fondo de vestuario, aún sabiendo que el sábado espera el Barça en la Liga. "Kun y Forlán están bien. Los dos para jugar el partido", explica Abel, que se despedirá de Asenjo hasta que España dé por concluido el Mundial sub 20.
La inocencia del Apoel es un arma de doble filo para los rojiblancos. Su técnico, Jovanovic, se aferra al tópico: "No tenemos nada que perder". Y precisamente eso es lo que más teme el Atlético. "Yo no pienso en el Barcelona. Debemos tener los cinco sentidos en el Apoel, hacer un buen partido y agradar a la afición". De nuevo la hinchada en el discurso de Abel. Y en el de Antonio López, el capitán: "Está claro que necesitamos a nuestra gente. Aunque primero debemos ser nosotros los que nos pongamos las pilas sobre el campo". Él poco podrá hacer, pues minutos despúes, en el último entrenamiento, se lesionó. Le sustituirá el canterano Domínguez.
El ansiado romboAbel tirará del Kun y Forlán para dejar claro desde el principio que el Atlético no quiere problemas. Y todo indica que dibujará el sistema anhelado: un rombo con Jurado en un vértice y Assunçao en el otro. La reinserción del centrocampista criado en el Madrid es una de las contadas notas positivas y Abel parece dispuesto a cruzar la frontera táctica que tantos Ferrando, Manzano, Bianchi y Aguirre fueron incapaces de cruzar por miedo a debilitar la defensa.
Vuelve Maxi, recuperado de una sobrecarga, y Valera, tras rozar la humillación ante la delantera del Racing, cederá el lateral derecho a Perea. El colombiano no goza de la confianza del técnico. En Grecia, antes del partido frente al Panathinaikos de la fase previa, pidió explicaciones para saber si tenía que tomar una salida y obtuvo el silencio como respuesta. Esta noche se le presenta una ocasión para hablar sobre la hierba y convencer. El último cambio es el que peor caerá en la grada. Pablo, tras su nefasta pretemporada, dará descanso a Juanito.
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