Este artículo se publicó hace 15 años.
La Guardia Civil baraja que el crimen de lAlfàs fue pasional
El detenido insiste en que sólo quiso asustar a su hermana con la escopeta
Ha reconocido que fue él quien disparó a su hermana Rocío, de 17 años, mientras esta estaba en la cama. Y ha llevado a la Guardia Civil al lugar a las afueras de lAlfàs del Pi (Alicante) donde escondió el arma del crimen. Pero hasta ahora, Ramón García Martín, Moncho, no ha querido explicar qué le llevó a apretar el gatillo aquella mañana del pasado 4 de abril. En sus declaraciones ante los agentes, Moncho, de 22 años, repite una y otra vez que fue un accidente, que montó la escopeta de su padre para asustarla, para darle un escarmiento, y que accidentalmente se le disparó.
Sin embargo, los investigadores no terminan de creerse esta versión y, según han revelado a Público fuentes cercanas a los mismos, barajan como principal hipótesis que el joven disparó por un móvil de tipo sentimental. "Era muy celoso e hiperprotector con su hermana", señalaban ayer dichas fuentes, mientras vecinos de la localidad recordaban que Ramón había llegado a tatuarse el nombre de Rocío en el cuerpo.
Carácter celosoLos agentes consultados recalcan que este carácter celoso de Ramón no es el único elemento que apunta hacia el crimen sentimental, e insisten en que también hay varios elementos que descartan el carácter accidental del mismo, en el que insiste el presunto asesino de la menor. "Si hubiera sido fortuito, como dice él, no hubiera escondido el arma ni se hubiera preocupado en simular un robo y prepararse una coartada mandando sms con el móvil para decir que estaba en el gimnasio cuando no se encontraba allí. Además, hizo dos disparos y no uno. Nadie dispara dos veces el gatillo de modo accidental", recalcan.
"Nadie dispara dos veces el gatillo de modo accidental"Lo que Ramón sí ha terminado por confesar es el lugar donde ocultó la escopeta. El martes, tras derrumbarse y reconocer ante la Guardia Civil que él había sido el autor de los disparos, llevó a los agentes a un barranco próximo a su domicilio y les dijo que la había arrojado allí. Sin embargo, el rastreo posterior no dio resultados. Los investigadores llegaron a temer que, al estar próximo al pueblo, alguien la podía haber encontrado y llevársela. Sin embargo, el joven cambio de versión ayer y terminó por desvelar el verdadero lugar donde la había ocultado: un paraje montañoso algo más alejado de lAlfàs del Pi. Allí sí fue encontrada.
Los investigadores creen que este cambio de declaración busca exculpar a su padre. Los expertos de la Guardia Civil lo habían arrestado el mismo día que a Moncho tras realizarle en las manos la prueba de la parafina, como a su hijo, y encontrar restos de pólvora. El hecho de que la cantidad hallada fuera sensiblemente menor a la que se encontró en las del autor confeso llevó a los agentes a barajar que, tal vez, el padre se había encargado de deshacerse del arma.
Sin embargo, el joven ha insistido en que aquel día, antes de descubrirse el crimen, se pasó por el bar que regenta su padre para felicitarle por su cumpleaños y le estrechó la mano. Tras el hallazgo del arma, la Guardia Civil ha comenzado a dar credibilidad a este detalle de su versión.
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