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Hatoyama ya tiene socios de gobierno en Japón

Promete a sus aliados revisar el estatus de las tropas de EEUU

ANDREA RODÉS

El nuevo Gobierno japonés empieza a cobrar forma. Tras lograr una victoria rotunda en las elecciones parlamentarias del 30 de agosto que pusieron fin a medio siglo de hegemonía del Partido Liberal, el próximo primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, del Partido Democrático (PD), alcanzó este miércoles un acuerdo de coalición con dos partidos minoritarios para garantizar el control en el Senado, donde su partido no tiene mayoría.

'Es maravilloso haber conseguido un acuerdo de coalición que nos ayude a conducir las vidas de la gente en la dirección correcta', se congratuló Hatoyama.

Para lograr esta coalición, Hatoyama ha tenido que superar algunas divergencias en cuanto a la política de seguridad nacional y al estatus de las tropas norteamericanas en la isla de Okinawa, que le enfrentaban a sus ahora aliados políticos, el pacifista Partido Socialdemócrata (PSD) y el conservador Nuevo Partido Popular (NPP).

Durante su campaña electoral, el PD se ha mostrado favorable a promover el peso de Japón en política internacional, reforzando la integración con sus vecinos asiáticos y reduciendo la dependencia de EEUU. El PSD, sin embargo, defendía el carácter pacifista de la Constitución Japonesa, que limita las acciones del Ejército a la autodefensa, y se oponía a los planes de trasladar las tropas norteamericanas a otros puntos de la isla de Okinawa, donde tienen una base desde el final de la II Segunda Guerra Mundial.

El futuro primer ministro tendrá ahora mayoría en ambas cámaras

Tras una tarde de negociación, los tres partidos acordaron este miércoles'revisar el actual estatus de las fuerzas militares de EEUU en Japón y examinar cómo afrontar la presencia militar de EEUU en el archipiélago', dijo a la prensa el secretario del PD, Katsuya Okada, según la agencia Kyodo. El acuerdo tiene en cuenta las exigencias del PSD, que se opone firmemente al plan de trasladar a unos 8.000 marines estadounidenses a otras dos bases militares en el sur de Okinawa.

De momento, los acuerdos no supondrán grandes cambios en las relaciones entre Tokio y Washington, aunque Hatoyama ha defendido la necesidad de mantener unas relaciones con EEUU 'en un plano más ecuánime'.

También ha anunciado su intención de retirar a final de año los buques japoneses en el Océano Índico que proveen de combustible al Ejército norteamericano en la guerra de Afganistán, un gesto que podría irritar a Washington. Sin embargo, los analistas no prevén grandes cambios en las relaciones entre EEUU y Japón con la llegada de Hatoyama, que se ha mostrado más cauteloso tras ganar las elecciones.

Una de sus primeras decisiones fue comunicar por teléfono al presidente Barack Obama que la 'alianza entre EEUU y Japón continuará siendo el fundamento de la política exterior nipona'. Está previsto que Hatoyama se reúna con Obama a finales de este mes.

Los conservadores exigían revisar la privatización de la empresa de Correos

Para convencer al NPP y lograr que entrara en la coalición, el futuro primer ministro se comprometió también a promulgar una ley para revisar el proceso de privatización de Correos y otra para congelar la venta de acciones de las empresas postales privatizadas. El NPP rompió con el ex primer ministro Koizumi hace siete años, precisamente a causa de su decisión de aprobar la privatización de la Compañía Estatal de Correos.

El partido de Hatoyama logró en las elecciones 308 escaños del total de 480 del Parlamento, pero necesitaba las alianzas para controlar el Senado. Durante la campaña electoral, los tres partidos lanzaron una política común en temas de bienestar, empleo y seguridad social, pero aparcaron los temas de seguridad nacional.

Uno de los mayores retos para el futuro ministro japonés será cumplir con el objetivo que se ha marcado de recortar las emisiones de dióxido de carbono en un 25% hasta 2020 con respecto a los niveles de 1990.

La medida ha sido bienvenida por los grupos ecologistas, pero no ha sentado bien en los principales grupos de poder empresariales japoneses, que defienden que su país ya dispone de una industria adaptada al consumo eficiente de energía. Temen que esta medida ponga en mayores aprietos a la debilitada economía japonesa.

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