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"Hay que elegir entre el régimen y la nación"

Líder opositor. Pidió un boicot a las elecciones porque cree que Buteflika ha dado un golpe de Estado al cambiar la Carta Magna para conservar el poder

T. D.

Said Sadi recibe a Público con un crespón negro rodeando su brazo. Un crespón que recuerda el 'duelo' en el que se encuentra Argelia, según el líder del partido opositor Reagrupación por la Cultura y la Democracia. Este psiquiatra de 62 años, originario de la región de Cabilia, pidió a sus seguidores el boicot a las elecciones del jueves, al igual que lo ha hecho otro partido de la oposición, el Frente de Fuerzas Socialistas.

¿Por qué no se ha presentado a las elecciones?

Cuando me presenté en 2004, lo hice porque el Ejército había prometido por su honor que se iba a quedar al margen. Aquí los generales son quienes lo hacen todo: quitan y ponen presidentes y candidatos, llenan las urnas Al final, el Ejército hizo lo que hace siempre y llenó las urnas de papeletas, con el resultado de que Buteflika venció con más del 80% de los votos.

Su partido ha pedido el boicot a estos comicios.

Sí. La razón es que ahora no estamos sólo ante el riesgo de fraude electoral, sino ante el de un golpe de Estado: el que Buteflika dio el 12 de noviembre de 2008, cuando cambió la Constitución para ser presidente de por vida [hasta entonces la ley limitaba a dos los mandatos presidenciales]. Buteflika ha violado la Carta Magna, que establecía que para cambiar el equilibrio de poderes del Estado hay que hacer un referéndum. Una vez presentada su candidatura, el presidente convocó a todas las instituciones del Estado, les ordenó que dejaran de trabajar y les dijo: 'Sois mi comité de campaña', una campaña que ha financiado con dinero público.

¿Cuál es la alternativa que ustedes proponen?

Cambiar de régimen. Se trata de elegir entre el régimen o la nación argelina.

¿Existe un divorcio entre el pueblo argelino y las instituciones?

Tengo 62 años y nunca había constatado una voluntad semejante de humillar al pueblo, de confiscar el Estado, su dinero y su personal, como ahora. Estamos ante un duelo nacional y el divorcio no sólo es político, sino también sociológico y moral. En 1962, después de la independencia, Buteflika era ya ministro. Desde entonces, ha habido una renovación casi completa de la población argelina, de la que el 70% tiene menos de 30 años. Añada a eso que Buteflika estuvo ausente durante 20 años; mientras los argelinos eran ejecutados, degollados y quemados vivos, él estaba en el Golfo Pérsico: por eso no tiene ninguna relación con el pueblo, especialmente con la juventud.

Una juventud sin esperanza.

Buteflika ha quitado la vitalidad al país. Una pequeña parte de la juventud sigue en el maquis terrorista. Otros optan por la patera ante la falta de perspectivas de futuro y, por último, asistimos a una fuga de cerebros de los jóvenes argelinos bien formados.

¿Cuál es la situación económica de Argelia?

Un desastre. El barril de petróleo ha llegado a 150 dólares y en los más de 40 años que he vivido en Argel nunca había visto tantos mendigos, ni tanto paro, ni tanta corrupción.

Argelia es, sin embargo, un país con recursos, cuyas cifras macroeconómicas han mejorado mucho.

Estas cifras están sometidas a manipulación. Los datos macroeconómicos o no existen o son falsos o son opacos. Hace falta un proyecto real para este país y éste no puede ser el de Buteflika, que sólo aspira a perpetuarse en el poder. La economía argelina no produce nada, depende del petróleo y del gas, mientras que hay que importar los productos alimenticios de base, que son inaccesibles para la gente, al igual que la vivienda.

¿Qué opinión le merece la política de reconciliación nacional de Buteflika?

[El ex presidente surafricano] Thabo Mbeki me invitó a Suráfrica y me enseñó cómo se hace una reconciliación nacional: no puede haber reconciliación sin justicia. Buteflika actúa como si no hubiera sucedido nada porque él estuvo ausente durante 20 años. Cuando llegó al poder en 1999, el terrorismo estaba vencido pero, como es un intrigante, se dijo a sí mismo que necesitaba a los islamistas para dar miedo a la sociedad. Por ello intentó manipularlos y decretó una amnistía general.

Pero hay menos víctimas.

Sí, hay menos víctimas que en los años 90; ya no tienen lugar las masacres con 300 muertos, pero no hay solución del problema, sino evolución de la estrategia de la internacional islamista.

¿Cuál es esta evolución?

En los años 90, el movimiento terrorista era argelino; este terrorismo había politizado la miseria de la sociedad. Hoy ya no es el FIS (Frente Islámico de Salvación) el problema, sino la internacional islamista de Bin Laden, que ha escogido Argelia, el país más frágil de la región, para ocupar el Magreb y el Sahel y lanzar sus operaciones en los suburbios europeos.

¿Buteflika se ha alejado de los generales?

Nunca he creído en que hubiera diferencias importantes entre el Ejército y Buteflika. Ambos están de acuerdo en lo esencial: el fraude electoral, el rechazo de la alternancia en el poder, la cooptación de las instituciones, la corrupción y la opacidad política.

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