Este artículo se publicó hace 15 años.
"Los helicópteros no pueden sacaros de ahí"
El duro y triste regreso a pie del frustrado equipo de rescate
La moral en el Campo base del Latok era más gélida que la temperatura ambiente cuando ayer, como todas las mañanas, sonó el teléfono satélite. Era Sebastián Álvaro desde Skardu, y las noticias que les comunicó no eran nada buenas. "Es imposible sacaros de la zona en los helicópteros del ejército pakistaní. Hemos pactado otra zona para intentar la evacuación. Pero está a dos horas de allí", les dijo el coordinador de la operación.
Con la evacuación aérea abortada, al equipo de españoles y norteamericanos, diez en total, no le quedaba otra que una caminata con prácticamente toda la comida mojada y con 500 kilos de material desparramado en el suelo. Cuentan, eso sí, con la ayuda de veinte porteadores locales.
La virulencia del temporal es total. Agua y nieve por doquier que han cambiado la fisonomía del Karakorum en apenas unas horas. Y según las previsiones, no va a remitir en los próximos días. La mole granítica del Latok II, donde descansa para siempre Óscar Pérez, ya aparece blanca en sus espaldas.
El calvario para los expedicionarios sólo acaba de empezar y el panorama es desalentador. Ayer pernoctaron en el inmenso Glaciar del Biafo, uno de los mayores del mundo, donde soportaron vientos de 100 km/h. Marcharon sólo cinco horas por el glaciar no pudieron hacer más por las labores de recogida del campamento y todavía habrán de pasar dos noches hasta que vislumbren la minúscula aldea de Askole, el lugar que actúa como puerta de todo el Karakorum y del que parten la mayoría de expediciones.
Novellón, el más tocadoLas condiciones de algunos escaladores, sobre todo los españoles, no es buena. Llegaro el jueves y no han tenido tiempo de aclimatarse a la altura. Álvaro Novellón, el compañero de cordada de Óscar Pérez, es el que peor se encuentra física (congelaciones en ambas falanges) y moralmente por la pérdida de su inseparable colega.
Askole tampoco será una balsa de aceite. Allí podrán salir en un convoy que les conducirá a Skardu. Nueve horas de trayecto. Otro día y medio de tumbos por el norte pakistaní y a rezar para que haya un enlace aéreo con Rawalpindi. Si no es así, más transporte por carretera.
Las estimaciones de la Embajada española en Pakistán es que los alpinistas no estarán en el aeropuerto de Rawalpindi hasta el fin de semana. No regresarán a España hasta dentro de, mínimo, siete días. Un viaje infernal para un grupo incompleto para siempre. Falta Óscar.
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